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27 de diciembre de 2009

JORNADAS FEMINISTAS ESTATALES DE GRANADA 2009

El feminismo del futuro será transfeminista o no será?

Ciertos dualismos han persistido en las tradiciones occidentales; han sido todas sistémicas para las lógicas y las prácticas de dominación de las mujeres, de las gentes de color, de la naturaleza, de los trabajadores, de los animales, en unas palabras, la dominación de todos los que fueron constituidos como otros, cuya tarea es hacer de espejo del yo. Los más importantes de estos turbadores dualismos son: yo/otro, mente/cuerpo, cultura/naturaleza, hombre/mujer…”
Donna Haraway. Manifiesto cyborg; Ciencia, Tecnología y Feminismo Socialista a finales del siglo XX. (1985)


(Fotos de Ela R que R)

Treinta años después.
Treinta años después de las Jornadas Feministas que se realizaron en Granada en 1979, y supusieron la escisión entre el feminismo autónomo y el feminismo de doble militancia, y nueve años más tarde de las últimas Jornadas estatales (Córdoba, 2000; yo trabajaba entonces en la Biblioteca de Mujeres de Madrid, y participamos con la ponencia Bibliotecas de Mujeres en red: preservar nuestra memoria desde el feminismo), este Encuentro al que hemos acudido unas 3000 mujeres me anima a pensar y esperar que ha supuesto y significará una trans-formación, convulsión y revulsión para el Movimiento Feminista, al menos en ciertos temas, importantes por demás.

Si bien y por supuesto se trataron temas imprescindibles como la violencia contra las mujeres, sexualidad, salud, cuidados, maternidad, emigración, interculturalidad, educación, ecofeminismo, prostitución, aborto, trabajo, crisis económica, globalización, derechos humanos, y pacifismo-antimilitarismo (y hubo un especial recuerdo durante todas las Jornadas para Aminetu Haidar), lo cierto es que el tema estrella de las Jornadas fue el de la identidad de género y el planteamiento de un feminismo no binario.

Un nuevo lenguaje, un nuevo feminismo.
Si antes de las Jornadas a muchas nos sorprendió leer que se hablaría de Identidades fronterizas. Devenires y luchas feministas: Las (tecno-bio) políticas de los cuerpos: (des)Identidades de Género, Trans, Lésbicas, Intersex, Queer, Fronterizas, Nómadas, Cyborg, Postfeministas, Postidentitarias, Postcoloniales, Inapropiables…, no menos nos sentimos en principio confundidas ante ponencias, mesas redondas y talleres con títulos como “Aullidos de cuerpos insumisos” (Medeak); “Construcciones múltiples de cuerpos y de géneros” (Kim Pérez y Elizabeth Vasquez Blanco); “La masculinidad de las biomujeres: marimachos, chicazos, camioneras y otras disidentes” (Raquel Platero); “Estrategias y aplicaciones de un feminismo no binario” (Conjuntos Difusos); “Translesbianismo y otros deseos transdiversos” (Juana Ramos); “Identidades en tránsito: entre el sujeto político ilustrado y la multiplicidad formativa de los géneros. La teoría política lesbianista” (Massmedeak); “Feminidad hiperbólica o feminidad contestataria: un feminismo de tacón de aguja asesino” (Itziar Ziga).

Yo asistí a dos mesas redondas:
“(Des) identidades sexuales y de género”, con la activista transexual Juana Ramos; Elvira Burgos; y Gracia Trujillo, una investigadora que sabe explicar con gran claridad cuestiones tan complejas.
y
Reflexiones feministas sobre el no binarismo”, con Kim Pérez, cuya explicación sobre los conjuntos difusos, concepto de las matemáticas y que aplicó a la cuestión de las identidades de género, nos sacó de la confusión; Belissa Andía (Secretariado Trans de ILGA), Miquel Missé (Guerrilla Travolaka) y Miriam Solà (Colectivo Medusa).

Ambas mesas fueron muy emocionantes, por el testimonio personal que nos dieron las ponentes, por su vehemencia y por lo que nos enseñaron.

Si yo salí impactada y conmovida, y a la vez feliz por lo que esos discursos y planteamientos pueden aportar al feminismo del siglo XXI, no fui la única. El impacto general fue tan rotundo que feministas veteranas y activistas jóvenes discutíamos a favor y en contra en pasillos, baños, sobremesas, en la fiesta, en el autobús de regreso.

El haber incorporado rápidamente y con mucho humor los nuevos términos que se escuchaban: biohombres y biomujeres, tecnomadres, transgéneros…, es un dato evidente de la repercusión del nuevo lenguaje. El humor no pretendía ridiculizar, en la mayor parte de los casos, la innovación lingüística: las feministas, que hemos trabajado durante años por un lenguaje inclusivo para las mujeres, no sexista, del que aún hoy se sigue haciendo mofa, sabemos de la importancia de subvertir el idioma para cambiar la realidad.

Que bastantes de nosotras no entendiéramos a veces esas nuevas palabras y expresiones fomentó no sólo el debate sino el intercambio de opiniones y conocimientos. Y que algunas pidieran por favor un diccionario, me recordó un magnífico relato hiperbreve de la escritora argentina de fantástico Ana María Shua, Los peligros del mar, que puede leerse en este mismo blog (como siempre arrimo el ascua a mi sardina literaria).

Aun fascinada por toda esta creatividad y aportes lingüísticos, mi activismo pacifista en Mujeres de Negro, desde donde abogamos por un lenguaje no violento, me lleva eso sí a cuestionar el uso de términos militaristas o agresivos, más allá de que comprenda y esté de acuerdo con la reapropiación de palabras estigmatizadas que plantea el discurso queer y transfeminista (bollera, marica, y similares). No me veo por ahí gritando “soy una zorra, soy una perra”; no está una ya para esos trotes; disiento de su objetivo, del mismo modo que me planteo serias dudas sobre la posición queer y transfeminista en temas tan complejos como la prostitución.

Pero creo que muchas fuimos conscientes de que estamos ante un feminismo insurgente, trans-gresor, como siempre ha sido y debe ser el feminismo, que va a trans-tornar lo que se ha hecho inevitablemente fijo, establecido, institucionalizado. La gente joven viene con nueva fuerza y nuevas ideas, aunque algunas estén por desarrollar.

Evidentemente, se ha suscitado y continuará existiendo controversia y polémica, e incluso enfado y rechazo: por ejemplo la presencia en las Jornadas de mujeres y hombres transexuales, de algunos biohombres, de personas transgénero, ha sido cuestionada y deberá ser debatida, encajada y asimilada para futuras ocasiones, porque es deseable suponer que no supondrá una invasión patriarcal, sino la irrupción de una diversidad cuya riqueza y potencia puede beneficiarnos a todas.


Transfeminismo, transgénero, queer
Ya en las Jornadas de Córdoba, en 2000, hubo presencia de mujeres transexuales (nacidas biohombres pero para quienes su verdadero género es el de mujer). El acercamiento no fue fácil pero sí importante. Las reticencias del feminismo hacia las personas transexuales tuvieron en su momento su lógica, dado que la transexualidad tradicional reafirmaba los roles de género normativos y patriarcales, llevándolos hasta un extremo en verdad hiperbólico. Por fortuna eso ha ido cambiando y las propias personas trans han cuestionado esos roles y su binarismo radical.

Así en Granada hemos contado no sólo con mujeres trans sino también con hombres, y hemos escuchado y aprendido sobre la transfobia y la necesidad de despatologizar la transexualidad, tema este último muy importante, pues la psiquiatría y psicología tradicionales, al considerar la transexualidad como una patología (disforia de género), encubren un reforzamiento de los estereotipos normativos sobre masculinidad y femineidad. No es éste un asunto colateralem>científico.

Ciertos sectores del feminismo consideraron incluso la transexualidad femenina como una colonización o apropiación por parte de los hombres del cuerpo de las mujeres, al reproducir esos estereotipos y roles más convencionales: una perversa estrategia del patriarcado. De hecho, todavía hoy entre algunas feministas españolas pueden escucharse opiniones semejantes, o la idea de que las transexuales siguen teniendo una mentalidad masculina. Estas afirmaciones suponen la creencia en el biologicismo de la diferencia varón/mujer, lo cual para muchas otras feministas es básicamente inaceptable, pues supondría la imposibilidad práctica de cambiar realmente tanto a hombres como a mujeres.

Lo cierto es que ya en el Encuentro de la Red Internacional de Mujeres de Negro, realizado en Valencia en 2007, tuve la oportunidad de asistir a la irrupción de varones en un Congreso en principio sólo para mujeres, hombres éstos que acompañaban a las activistas de MdN de Belgrado, grupo en el cual ellos colaboran (a este respecto puede leerse el artículo de Boban Stojanovic. “Mujeres de Negro: un espacio seguro para hombres diferentes”). Las activistas serbias, al igual que el grupo palestino Aswat (que incluye en su colectivo a “arab gay women, lesbians, inter-sex, queers, transexual, transgender and bisexual women”) trabajan estos temas en situaciones desde luego mucho menos cómodas que la nuestra. La presencia de estos hombres (alguno de ellos, para qué negarlo, bastante más femenino que yo) en el Encuentro, suscitó asimismo una fuerte polémica.

Así pues, hagámonos a la idea: como se escuchó en las Jornadas, posiblemente el feminismo del siglo XXI será transfeminista o no será. En cualquier caso, será otro, un nuevo feminismo. Siempre pasa. La renovación es inevitable, y además, necesaria.

El transfeminismo puede entenderse como una aplicación de la teoría queer y el discurso transgénero a la teoría feminista y viceversa, además de incluir las categorías de clase y etnia-raza de las mujeres, en busca de un feminismo no clasista ni etnocentrista.

Transgénero es un término que implica un conjunto más amplio que transexual. Por trangénero se entendería aquella persona que no se siente identificada por completo o permanentemente con el género que se asigna a su sexo biológico, rompiendo así correspondencia dicotómica biomujer (hembra) = género femenino, biohombre (macho) = género masculino, que ha sido la normativa en las sociedades patriarcales. Se plantea así el género como un continuum y no una dicotomía o binarismo radical, natural, esencial y estable. Las personas trangéneros pueden ser transexuales; bigéneros; pueden negar su pertenencia a ninguno de los dos géneros; pueden variar en distintos momentos de su vida su identificación con uno o con otro, o sentirla en diferentes porcentajes… La mayoría de estos términos está aún por terminar de definir, y esto no es en absoluto algo negativo. La identidad o (des)identidad de género no implica una determinado orientación sexual, que es otra cosa (definirse como lesbiana, homosexual, bisexual, heterosexual, asexual o polisexual).

En cuanto a la teoría queer (que propone en buena parte los mismos planteamientos que he tratado de resumir), sorprende el desconocimiento y los prejuicios que tienen aún hacia ella muchas feministas en España. Ese desconocimiento y prejuicios (causa-efecto uno de los otros, como suele ocurrir) me recuerdan, cómo no, a los que sufren otros géneros, los fantásticos. En ambos casos aún queda mucho trabajo para dar a conocer y contrarrestar ideas falsas.

El activismo queer nace en Estados Unidos a finales de los años ochenta, tiene como referencia el pensamiento y la obra de autoras como Teresa de Lauretis, Monique Wittig, Judith Butler, Michel Foucault, Donna Haraway, y en España Beatriz Preciado, y «supone una ruptura (auto)crítica, desde dentro pero desde los márgenes, del movimiento de gays y lesbianas y su defensa de la normalización e integración de las minorías sexuales», explica Gracia Trujillo Barbadillo en su artículo “Desde los márgenes: prácticas y representaciones de los grupos queer en el Estado español”, en la antología de textos El eje del mal es heterosexual: figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer (Madrid, Traficantes de Sueños, 2005).

Con raíces pues tanto en el movimiento de liberación gay-lesbiano, que paulatinamente se irá convirtiendo en LGTBQ (lesb-gay-transexual-bisexual-queer), como en el feminismo, la teoría queer integra asimismo el anarquismo, el anticapitalismo, antimilitarismo y antirracismo, y cuestiona la idea de una identidad de género y sexo estables y naturales, y niega las categorías dicotómicas, los dualismos: mujer/varón, femenino/masculino, heterosexualidad/ homosexualidad, por considerarlas construcciones culturales e ideológicas. Frente a esos binarismos, lo queer reivindica la multiplicidad, la flexibilidad, y a la vez lo raro, lo inapropiado, la parodia para hacer visible que el género es una perfomance, la marginalidad, la incorrección política y la malsonancia (la reapropiación con orgullo de los insultos hacia los diferentes, por ejemplo), la provocación, y asimismo la producción de un saber propio.

Las personas queer se convierten así en sujetos incómodos y no adaptados, no clasificados, no apropiados en las categorías binarias de sexo/género, lo que ha hecho estallar no sólo el esencialismo del sistema patriarcal, sino aquel en el que devienen a partir de cierto momento el feminismo y los movimientos de liberación gay-lésbicos.

Otra muy clara explicación de la teoría queer es la que da la escritora y ensayista Pilar Pedraza en su obra Venus barbuda y el eslabón perdido (Madrid, Siruela, 2009). Explica que el nombre “procede de la palabra inglesa queer: «raro», usada para aludir a los homosexuales, pero va más allá y relativiza la noción de género, en el sentido de que ni la opción sexual ni la identidad sexual de las personas son naturales, sino el resultado de una construcción social, y que no existen papeles sexuales esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas de desempeñarlos que pueden variar. Lo importante –y polémico– de la Teoría queer es que rechaza la clasificación de los individuos en categorías como hombre o mujer, heterosexual u homosexual, y adopta una postura original y provocativa al afirmar que las identidades sociales no son normales sino anómalas y cambiantes. La Teoría queer critica además las clasificaciones de la psicología, la filosofía y la sociología tradicionales, basadas habitualmente en el uso de un solo criterio –sea la clase social, el sexo, la raza o cualquier otro– y sostiene que las identidades se elaboran de manera más compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.”


¿Y es todo esto algo realmente nuevo en el feminismo?

Lo masculino y lo femenino son correlativos que se contienen y se complementan. Sé que es así: la cualidad y la negación de la cualidad están indisolublemente entrelazadas. Pero no sé en cambio en qué consiste la naturaleza de lo masculino y la naturaleza de lo femenino, si involucran al macho y a la hembra (...) Aunque he sido hombre y mujer, no conozco todavía la respuesta a estas preguntas. Todavía me dejan perplejo”.
Angela Carter. La Pasión de la nueva Eva. (Barcelona, Minotauro, 1982)

Posiblemente casi todas las feministas conocemos la famosa frase de Simone de Beauvoir: “no se nace mujer, se llega a serlo”. Posiblemente todas las feministas lesbianas sabemos por experiencia propia o ajena que homosexualidad/heterosexualidad no son categorías estancas y opuestas, sino un continuo con gradaciones y múltiples posibilidades (los “conjuntos difusos” de los que se ha hablado en Granada, conjuntos sin límites precisos, concepto que puede aplicarse tanto a la orientación sexual como a la identidad de género). Así pues, en el pensamiento queer, transgénero, transfeminista o como quiera llamarse, no hay nada tan radicalmente nuevo.

Pero lo cierto es que el feminismo ha necesitado, durante mucho tiempo, usar el concepto de género “mujer” (o mejor dicho, “mujeres”, abarcando la diversidad entre nosotras), para revalorizarlo y reivindicarlo, frente a la opresión y el menosprecio con que nos ha tratado el patriarcado. Feminismos como el de la diferencia han hecho aportes valiosísimos a la lucha de las mujeres. El problema está cuando esa categoría “mujer” se convierte en un esencialismo irreductible.

El activismo lesbiano, del mismo modo, también ha tenido que definir claramente a las lesbianas (separándose tanto del propio feminismo que postergaba sus reivindiciones concretas y su especificidad, como de los gays, que, al ser mayoría en los movimientos de liberación, solapaban la problemática de las mujeres homosexuales), para, pues, visibilizarnos y luchar contra nuestra doble opresión, como mujeres y como lesbianas. Pero nosotras sabemos que siempre ha habido lesbianas masculinas, antes y todavía llamadas “butch” o “camioneras”. El rechazo hacia esa masculinidad por una parte se ha debido a considerarla una falta de autovaloración en una sociedad en la que resultaba más fácil identificarse con el género que tenía el poder (los hombres); y por otra a no querer reproducir los roles y jerarquías de dominación heterosexistas entre nosotras; a tratar de combatir los prejuicios sociales, pues desde estos ha sido muy cómodo y muy interesado identificar a las lesbianas como marimachos; también ha existido una concepción en exceso idealista por parte de las feministas heteros y gente progresista varia, al pensar que gays y lesbianas debíamos construir relaciones mejores que las tradicionales o incluso las suyas propias (craso error: la orientación sexual nada tiene que ver con la ideología de la persona lesbiana o gay, y ser oprimid@ por tu opción sexual no siempre supone comprender o luchar contra otras opresiones).

No obstante, y aunque, repito, en lo queer, transgénero o transfeminista no existe mucho que no se haya dicho antes, lo importante es la recuperación de ciertas ideas por estos nuevos movimientos y discursos, sobre todo en manos y mentes de la gente más joven.

Más allá de la polémica hombres sí/hombres no en los Encuentros o grupos de mujeres, un posible feminismo no binario sería en mi opinión un avance, un paso más allá, un camino hacia un futuro esperemos que mejor. Al deconstruir la idea de género como binaria-esencial-natural-fija, lo que este nuevo feminismo propone es un mundo en el que, no existiendo identidades inmutables y opuestas, monolíticas, homogeneizadas, polarizadas, y por ende jerarquizadas, sino conjuntos difusos, diversidades, multiplicidades, flexibilidades, opciones diversas, no exista tampoco dominación.

La ciencia ficción, por supuesto, ha soñado ya mundos semejantes, en la pluma de escritoras como Ursula K. Le Guin y su espléndida obra La mano izquierda de la oscuridad.


Conclusiones personales
El feminismo ha sido mi casa y mi tabla de salvación como mujer. Aunque personalmente siempre he preferido y elegido un activismo basado en la identidad ideológica antes que la de opción sexual (pues sólo si esta identidad personal deviene política es cuando me interesa y la comparto, lo que no ha ocurrido me muchas ocasiones), encontrarme hace unos años con la teoría queer, y ahora, con un posible transfeminismo, ha supuesto para mí una nueva liberación personal, al permitirme ver como algo perfectamente aceptable ser feminista y definirme como mujer transgénero (eso sí, difusa).

Por otra parte, como activista pacifista-antimilitarista, me atrevo a plantear que estas nuevas concepciones refuerzan ese activismo: no sólo porque los ejércitos y las guerras han sido siempre una de las más feroces expresiones del patriarcado y del pensamiento binario, sino que la visión dicotómica (los nuestros frente al otro, el enemigo, el diferente, el ajeno, el extraño, el peligroso, el culpable, el traidor) está en la base de los nacionalismos, los fundamentalismos, los conflictos entre grupos humanos e incluso interpersonales.


Literaturas queer.
Hay una literatura y cultura feminista y lesbiana, pero ¿existe una literatura y cultura queer? En su espléndido artículo “Literaturas queer: una lección olvidada de Barrio Sésamo” (en Teoría queer: políticas bolleras, maricas, trans, mestizas. Madrid, Egales, 2005), Marcelo Soto dice que no, que esa literatura falta. Y más aún: que la escritura queer debería, para serlo en coherencia con sus planteamientos, trastocar, subvertir, demoler el orden ordenado, racional, patriarcal, tanto de los contenidos como de las formas literarias. Ya sabemos: no se puede destruir la casa del amo con el lenguaje del amo, parafraseando a Audre Lorde. Soto cita en su artículo a autoras como Virginia Wolf, Djuna Barnes, Gertrude Stein, Adrienne Rich, Alice Walter, Gloria Anzaldúa, Audre Lorde; o Monique Wittig (aquella que dijo que “las lesbianas no son mujeres, ya que la noción misma de mujeres sólo adquiere significado en sistemas de pensamiento heterosexuales”); añade que “el gran escritor queer español” es Leopoldo María Panero.

Se trata pues no tanto de recalificar simplemente obras pasadas como textos queer, sino de usar la revisión queer como una herramienta de lectura.

Yo añadiría, en una posible y primera selección queer, Confesiones de una máscara, de Yukio Mishima, o La balada del café triste, de Carson McCullers.

Y ya en el campo de los géneros fantásticos (a los que está dedicado este blog), terrenos tan libres y propicios para especular sobre todo tipo de posibilidades nuevas, queda aún mucho por decir, desde la creación y desde la crítica. Algunos humildes intentos pueden encontrarse en este blog: Las otras: feminismo, teoría queer y escritoras de literatura fantástica; y La pasión de la nueva Eva, de Angela Carter.


Puesto que todavía estoy aprendiendo sobre estos temas de los que he escrito, de antemano pido disculpas por mis posibles errores. Agradeceré cualquier corrección o rectificación al respecto, comentario, aporte o controversia.

Más información y textos de las ponencias en la web Federación estatal de organizaciones feministas.
Como complemento a esta entrada y para quien le apetezca, puede leerse:
–Un breve texto, “Los peligros del mar”, de la escritora argentina Ana María Shua.
Un relato de ciencia ficción para mí muy queer y bastante perverso, “El doctor pájaro-ratón”, del escritor estadounidense Reginald Bretnor.
–Un transtexto mío, “Mi primera comunión”, que formó parte de la exposición hudud: fronteras, género y arte, realizada en la Librería Traficantes de Sueños, de Madrid, del 17 de diciembre de 2007 al 5 de enero de 2008.

Lola Robles, diciembre 2009

30 de agosto de 2009

EL TAPIZ DEL VAMPIRO, de Suzy Mckee Charnas


El tapiz del vampiro. Madrid, Alamut, 2009. 248 p.

Se ha reeditado un libro clásico de tema vampírico, El tapiz del vampiro de la autora estadounidense Suzy Mckee Charnas. Publicada por primera vez en 1980, y no tan conocida para la mayoría del público como las obras de Anne Rice, Laurell Hamilton o Stephenie Meyer, la novela de Charnas es sin embargo un hito imprescindible en este género, y va dirigida a adultos.

17 de junio de 2009

Sobre Crepúsculo de Stephenie Meyer, y otros libros actuales de vampiros


Después de leer Crepúsculo, el primer título de la ya famosa saga de Stephenie Meyer, pensé en escribir un comentario sobre la novela. Finalmente he tenido la suerte de entrevistar a una lectora apasionada de la saga, Claudia, de 13 años. Creo que sus palabras explican mucho mejor el éxito de esta saga que cualquier cosa que yo pueda decir.

Entrevista (Viernes 17 de abril de 2009):
Pregunta: Claudia, ¿has leído los 4 libros de la saga Crepúsculo?
Claudia: Si, una vez en francés, y otra en español.
Pregunta: Es decir, los has leído todos en español y francés.
Claudia: Sí (Claudia estudia en el Liceo Francés de Madrid)
Pregunta: Recuérdanos por favor los títulos de esta saga.
Claudia: Los títulos son: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer.
Pregunta: De estos 4 libros ¿cuál es que te ha gustado más y por qué?
Claudia: El que más me ha gustado es el cuarto, Amanecer, porque en él pasan muchas cosas importantes y también hay una parte que está escrita desde el punto de vista de Jakob, lo cual me parece un buen cambio, al principio te lías un poco pero al final está bien, pues cambias de aire y te enteras de lo que pasa en la manada de los hombres-lobo.
Pregunta: ¿Con qué personaje de la saga te identificas, si es que te ocurre con alguno, y por qué?
Claudia: Pues… me identifico con Bella, ya que al comienzo, cuando llega al instituto, se siente un poco sola, como si estuviera perdida, y tiene que acostumbrarse a esa nueva situación.
Pregunta: ¿Qué piensas del personaje de Edward Cullen?
Claudia: Está bien, pero no sé, es como un padre para Bella, más que un novio o amigo, es demasiado protector, no debería serlo tanto.
Pregunta: A mí también me ha llamado la atención eso, yo le he visto hasta un poco empalagoso al chico. Pero pensé que podía resultar agradable el que fuera un novio tan solícito, con interés por todo lo que Bella había hecho antes de llegar a Forks, siempre pendiente de la chica y de que no le pase nada… Sin embargo tú le ves un poco o incluso demasiado paternal.
Claudia: Sí, y lo que tú has dicho, empalagoso, si yo fuera Bella le pediría a Edgard que me dejase mi espacio vital, respirar, estar con mis amigos, y que no se preocupase tanto por mí.
Pregunta: ¿Qué piensas de los vampiros que aparecen en la saga? ¿Qué crees que representan estos personajes?
Claudia: Eh… representan un poco lo prohibido, y gente rara que vemos en la realidad y igual hablamos mal de ellos porque creemos que tienen actitudes raras, o cosas extrañas en su personalidad. Entonces, creo que estos vampiros representan a esas personas, sobre las que a veces pensamos o hablamos mal, pero pueden ser muy amables, o diferentes simplemente y por eso hablamos así, porque no los conocemos bien, o nos dan miedo, o nos producen rechazo.
Pregunta: ¿Creen que estas novelas atraen especialmente a lectoras adolescentes? ¿Piensas que pueden gustar más a las chicas, digamos, y por qué?
Claudia: Pues sí, yo creo que atraen más a los adolescentes que a los adultos, y más a las chicas, porque es una historia de amor, y bueno, eso a los chicos no les va mucho, y también porque, aunque hay acción, que también les gusta a las chicas, éstas prefieren las historias de amor, de amistades, la vida cotidiana, más que la acción como a los chicos.
Pregunta: En la primera novela, Crepúsculo, la única que yo he leído hasta ahora, hay una situación de peligro, cuando los Cullen están jugando un partido de béisbol en un bosque, una escena que me pareció muy curiosa, y se encuentran con otros vampiros que son malos, y a partir de ahí hay una persecución, Bella tiene que huir, y eso está muy entretenido, pero es verdad que en la novela no hay situaciones de mucha violencia, ni acción como en las películas de puñetazos y tiros. ¿Hay más violencia en alguna de las novelas posteriores?
Claudia: A ver… no, no hay mucha violencia de tiros y puñetazos, si hay algún encontronazo entre los licántropos y los vampiros, pero realmente no. En el primer libro, del que tú hablas, está también cuando Edward y el vampiro James pelean, pero el noventa por ciento del libro es vida social y cotidiana… No se podría decir realmente que es un libro de acción.
Pregunta: O sea, que no te parecen historias muy violentas.
Claudia: Bueno, a veces si hay violencia, como cuando los vampiros se tienen que alimentar y tal, pero no, yo creo que no.
Pregunta: ¿Has leído más obras de la autora aparte de la saga Crepúsculo?
Claudia: Sí, me he leído un libro de historietas cortas de vampiros, que se llama Noches de baile en el infierno, de varios autores, y hay una historia de Stephenie Meyer que está bien, y también acaba de salir un libro que se llama The host que quiero leer.
Pregunta: ¿Y has leído más libros de vampiros de otros autores? ¿Te ha gustado alguno especialmente?
Claudia: Sí, la mayoría de los libros que leo son de vampiros. Hay una saga, hasta ahora son tres pero va a salir un cuarto, se llama Crónicas vampíricas, de una autora creo que estadounidense, que están muy bien. Voy a buscar el libro. Mira, la autora es Lisa Jane Smith. Los títulos son Despertar, Conflicto y Furia. Tienen unas portadas muy características, como las de Crepúsculo.
Pregunta: ¿Alguna otra autora o autor que recuerdes?
Claudia: Me leí hace poco una novela bastante interesante también, no es de vampiros, sino sobre criaturas extrañas, se llama Ghostgirl, de Tonya Hurley; es de una chica adolescente que se muere y el fantasma tiene que realizar unas pruebas para irse al más allá. También lo recomendaría.
Pregunta: ¿Has leído Placeres prohibidos, protagonizada por la cazavampiros Anita Blake, de Laurell K. Hamilton?
Claudia: Sí, sí lo he leído, está bien, pero me parecíó demasiado para los adolescentes, igual habría que leerlo más tarde, aunque a mí me gustó.
Pregunta: ¿y has leído alguna obra clásica sobre vampiros, más antigua?
Claudia: Ahora mismo me gustaría leer Frankenstein y Drácula.

Gracias por la entrevista, Claudia!

BIBLIOGRAFÍA CITADA:
Stephenie Meyer. Saga Crepúsculo. Compuesta por los títulos: Crepúsculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer. Publicados por la editorial Alfaguara (Madrid) de 2006 a 2008 (han sido reeditados posteriormente).
Stephenie Meyer. La huésped (The host). Madrid, Suma de Letras, 2009.
VV AA. Noches de baile en el infierno. Madrid, Alfaguara, 2008 (con un cuento de Stephenie Meyer)
Laurell K. Hamilton. Placeres prohibidos. Anita Blake cazampiros 1.Barcelona, Gigamesh, 2006.
Tonya Hurley. Ghostgirl. Madrid, Alfaguara, 2008.
L. J. Smith. Crónicas vampíricas. Compuesta por los títulos: Despertar, Conflicto, Furia e Invocación. Barcelona, Destino, 2008-2009.

7 de junio de 2009

Reedición de La fase del rubí, de Pilar Pedraza

La fase del rubí. Madrid, Valdemar, 2009. 283 págs. (El Club Diógenes, 279)

Acaba de reeditarse en mayo de 2009, por la editorial Valdemar, una de las mejores y más conocidas novelas de Pilar Pedraza La fase del rubí, publicada por primera vez en 1987.

No os la perdáis si no la habéis leído. Como bien dice la nota de contracubierta, la carrera literaria de Pilar Pedraza ha discurrido siempre ajena a la conveniencia de las modas, y se ha convertido en ejemplo de coherencia creativa.
Si queréis leer más sobre la autora, en este mismo blog,
Sobre Pilar Pedraza
La fase del rubí
y también
Acerca de Erzébet Báthory, la Condesa Sangrienta.

2 de junio de 2009

Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual


Perturbaciones. Antología del relato fantástico español actual.
Madrid, Editorial Salto de Página, 2009. 384 páginas. Colección Púrpura 17
Recopilación, edición y prólogo de Juan Jacinto Muñoz Rengel

Relatos incluidos en la antología:

"Los libros vacíos", de José María Merino;
"Dios" y otros microrrelatos, de Juan Pedro Aparicio;
"El juicio final", de Cristina Peri Rossi;
"La mujer de verde", de Cristina Fernández Cubas;
"Capitán Seymour Sea", de Norberto Luis Romero;
"Balneario", de Pilar Pedraza;
"Diario", de Julia Otxoa;
"La obsesión de la alimaña", de Elia Barceló;
"Final absurdo", de Laura Freixas;
"El andén de nieve", de Carlos Castán;
"Una cita aplazada sine die", de Luis García Jambrina;
"Otra vez la noche", de Ignacio Martínez Pisón;
"Los palafitos", de Ángel Olgoso;
"La cueva" y otros microrrelatos, de Fernando Iwasaki;
"Fecundación", de Pedro Ugarte;
"El espíritu del griego", de Manuel Moyano;
"Y por fin despertar", de David Roas;
"Venco a la molinera", de Félix Palma;
"Los niños hundidos", de Miguel Ángel Muñoz;
"Roger Lévy y sus reflejos", de Ignacio Ferrando;
"Paso a paso hacia el final del día", de Jon Bilbao;
"Biológicas: una lectura providencial", de Óscar Esquivias;
"Cantalobos", de Patricia Esteban Erlés;
"El desván de la casa roja", de Luis Manuel Ruiz;
"Alesia" Óscar Sipán;
"Velocidad de los sueños" y otros microrrelatos, de Miguel Ángel Zapata.

Texto de contracubierta:
"En el interior de este volumen hay de todo, anomalías y perturbaciones para todos los gustos. Prueben a abrirlo. Ábranlo y lean. Lean sobre la muerte, la vida después de ésta, la inmortalidad, el paraíso, el limbo, el infierno, los resucitados, y los espectros de hoy o de hace veinticinco siglos. Lean sobre Dios y el Diablo, el origen y el fin. Lean acerca de mundos paralelos, de bucles temporales que conectan nuestro presente con el Medievo, de la predeterminación encerrada en los espejos, o de las necrológicas inversas que publican algunos periódicos. Lean en torno al doble, a la identidad y a las conexiones invisibles. Lean todo sobre las interacciones entre realidad y ficción, metaficción y metaliteratura. O incluso sobre la absoluta desaparición de la ficción en los libros. Lean sobre los sueños y las pesadillas. Sobre las transformaciones imposibles de hombres y mujeres, de objetos y animales. Lean acerca de la presciencia, la telepatía, la telequinesia, y todas las perturbaciones de las capacidades cognitivas, las de la memoria, las de la personalidad, las de la percepción. Lean. Lean y disfruten del cosquilleo y el vértigo de asomarse a los bordes del abismo". (Juan Jacinto Muñoz Rengel)

28 de abril de 2009

TALLER FANTÁSTIKAS 2009

TALLER FANTÁSTIKAS 2009
por Lola Robles

Lugar: calle Barquillo 44, 2º izda. Madrid.
Metro Banco España, Chueca o Alonso Martínez.

Taller de lectura de relatos y novelas de autoras, en especial del género fantástico.

Los lunes de 19 a 21 horas.
Fechas:
9 y 23 de marzo de 2009
13, 20 y 27 de abril de 2009
4, 11 y 25 de mayo de 2009
8, 15 y 22 de junio de 2009
Autoras que leeremos:
Angélica Gorodischer: relatos “Seis días con Max” (1977), y “Onomatopeya del ojo silencioso” (1973)
Isak Dinesen: relato “El festín de Babette” (1958)
Daphne Du Maurier: relatos “No mires ahora”, “Los pájaros” y “Monte Veritá” (1952)
Pilar Pedraza: relato “Las cosas de palacio” (1997), publicado en la antología Cuentos de este siglo: 30 narradoras españolas contemporáneas.
Alice Sheldon-James Tiptree Jr.: relato “La leche de Paraíso” (1975), de su libro Mundos cálidos y otros (Barcelona, Edhasa, 1985, colección Nebulae, 67)
Edith Wharton: relato “La campanilla de la doncella” (1904), de su libro Relatos de fantasmas (Madrid, Alianza Editorial, 1997)
Reginald Bretnor: relato “El doctor pájaro-ratón” (1972), de la antología Extraños compañeros de cama, publicada en España en 1979, ed. Martínez Roca.
Conchi Regueiro: relato "Un conjuro desafortunado" (2005), de su libro La estirpe de Tordón (Mataró, Asociación Cultural Mundo Imaginario)
Catherine L. Moore: relato "Ninguna mujer nacida" (1944)
Lois McMaster Bujold: novela Ethan de Athos (1986) Publicada en España en 1998 (Ediciones B, colección Nova, 106)
Magdalena Mouján Otaño: relato "Gu ta gutarrak" (1968)
Octavia Butler: relato "Hijo de sangre" (1995)
Cristina Fernández Cubas: relato "La fiebre azul" (2006), de su libro Parientes pobres del diablo y también recogido en el volumen Todos los cuentos.
Mary Rosenblum: relato "Síntesis"
Ursula K. Le Guin: relato "Las estrellas en la roca" (1975)
Elia Barceló: relato "La dama dragón" (1989), publicado orifinalmente en su libro de cuentos Sagrada (Ediciones B)

Es imprescindible la inscripción previa: C. electrónico: ladyquercus@hotmail.com

Precio al mes: 10 euros. El material de trabajo se entregará a principio de cada mes, en fotocopia, o se enviará por correo electrónico, según los textos a tratar.

TALLER ADAPTADO PARA PERSONAS CON VISIÓN BAJA

14 de marzo de 2009

ISKANDER. UN VIATGE A LA MÀGIA DELS LLIBRES, de Alícia Gili y Sílvia Romero

Las escritoras Alícia Gili y Sílvia Romero me han enviado información sobre una novela suya recientemente publicada, y que ha ganado el 5º Premio Lleida de Novela: Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres. Se trata de una novela de género fantástico, y ofrecemos aquí un breve resumen de su argumento. El protagonismo que los libros tienen en la historia la hacen de antemano muy atractiva. Además, una obra literaria en coautoría es un experimento que cuenta con antecedentes de gran éxito, sobre todo en la literatura de ciencia ficción anglosajona, pero también ha habido casos en nuestro país.
Por ahora la obra no está traducida al castellano, espero que haya suerte y pronto tengamos esa traducción.
Desde aquí doy la bienvenida a Iskander y animo a sus autoras a continuar con el género fantástico. Estoy segura de que la novela demuestra que sí se escribe fantasía de calidad en catalán y que sí interesa al público lector. De hecho, debo recordar una vez más que Cataluña cuenta con una mayor tradición de escritura de obras de ciencia ficción y fantásticas que en la literatura en castellano (hablando de nuestro país, pues la América de habla hispana es otra cosa, y su literatura siempre ha estado mucho más abierta a romper las fronteras entre la realidad/lo fantástico/lo mágico/lo maravilloso).
Publicamos el argumento de la obra y una breve biografía de sus autoras, en catalán y a continuación en castellano.
Lola Robles. Marzo 2009.

Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, d’Alícia Gili i Sílvia Romero
Pagès editors, 2008. Guanyadora del 5è Premi Lleida de Novel·la
Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, pot esdevenir una agradable sorpresa per als lectors. Des de fa temps preval la noció de literatura “de gènere” com una mena de subliteratura, i en especial la fantàstica. Però la veritat és que en aquesta novel·la hi trobareu acció, emoció, i un rerafons polític i social força interessant. Una mostra més de que la literatura de fantasia no pot ser titllada de banal o superficial.
Iskander s’allunya dels referents més consagrats d’aquest tipus de literatura per oferir, a canvi, molta fantasia i heroisme. Una fantasia que accentua la importància de la imaginació. I per altra banda Iskander desmenteix la idea que no s’escriu fantasia de qualitat en català i que aquesta no interessa a ningú. Iskander defuig dracs, nans i elfs per presentar-vos cyborgs, ordinadors i el poder dels llibres. Esquiva amb mestria bruixes i espases per mostrar una societat amb molta tecnologia i amb la increïble màgia del poder dels llibres, veritables coprotagonistes de la novel·la.
A través de la seva lectura entrareu dins un món postapocalíptic diferent, on qualsevol tipus de coneixement no és més que un lleu vestigi d’allò que posseí la humanitat. Un món on s’ha perdut la capacitat de lectura. Ni els místics, ni els bibliotecaris, ni els llibreters, ni els lectors, ni els agnòstics... cap ni un dels estaments que conformen la societat iskandesa, no sap llegir. I encara menys escriure. I els tecnòlegs o informàtics ignoren el funcionament bàsic d’un disc dur i en canvi saben connectar-lo. En definitiva, ningú no coneix exactament el perquè de les coses.
Però els llibres han esdevingut objectes màgics per ells mateixos. Els seus títols tenen poder, i hi ha qui el pot manipular: justament les capes socials que dominen Iskander. Per això intentaran que la llegenda no es compleixi. La rondalla transmesa oralment i que explica que, en algun moment de la història, hi haurà algú, un personatges elegit pel Destí, que serà capaç de recuperar la capacitat de lectura i, amb ella, la capacitat d’escriptura. I ho volen impedir perquè els governants d’Iskander saben que amb la lectura hom recupera, també, la capacitat de pensar.
Des d’aquest punt de partida les autores, Alícia Gili i Sílvia Romero, ens submergeixen en una de les aventures més fascinants de la humanitat: reconquerir els coneixements. Com? Mitjançant l’amor? A través de la perseverança i el treball? Potser el que importa és fer el camí, perquè l’aventura del saber és l’aventura de tots, i el desconeixement és l’autèntic enemic.

En castellano:
Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, de Alícia Gili y Sílvia Romero
Pagès editors, 2008. Ganadora del 5º Premio Lleida de Novela

Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, puede convertirse en una agradable sorpresa para los lectores. Desde hace tiempo prevalece la idea de literatura “de género” como una especie de subliteratura, y especialmente la fantástica. Pero la verdad es que en esta novela el lector encontrará acción, emoción, y un trasfondo político y social muy interesante. Una nueva demostración de que la literatura de fantasía no tiene porqué ser tildada de banal o superficial.
Iskander se aleja de los referentes más consagrados de este tipo de literatura para ofrecer, a cambio, mucha fantasía y heroísmo. Una fantasía que acentúa la importancia de la imaginación. Y por otro lado Iskander desmiente la idea de que no se escribe fantasía de calidad en catalán y que ésta no interesa a nadie. Iskander huye de dragones, enanos y elfos para presentaros cyborgs, ordenadores y el poder de los libros. Esquiva con maestría a brujas y espadas para mostrar una sociedad con mucha tecnología y con la increíble magia del poder de los libros, verdaderos coprotagonistas de la novela.
A través de su lectura, entraréis en un mundo postapocalíptico diferente, donde cualquier tipo de conocimiento no es más que un leve vestigio de aquello que poseyó antaño la humanidad. Un mundo donde se ha perdido la capacidad de lectura. Ni los místicos, ni los bibliotecarios, ni los libreros, ni los lectores, ni los agnósticos... ninguno de los estamentos que forman la sociedad iskandesa sabe leer. Y aún menos escribir. Y los tecnólogos o informáticos ignoran el funcionamiento básico de un disco duro y en cambio saben conectarlo. En definitiva, nadie conoce exactamente el porqué de las cosas.
Pero los libros se han convertido en objetos mágicos. Sus títulos tienen poder y hay quien lo puede manipular: precisamente las capas sociales que dominan Iskander. Por eso intentarán que la leyenda no se cumpla. La fábula transmitida oralmente que explica que, en algún momento de la historia, aparecerá alguien, un personaje elegido por el Destino, que será capaz de recuperar la capacidad de lectura y, con ella, la capacidad de escritura. Y lo quieren impedir porqué los gobernantes de Iskander saben que con la lectura también se recupera la capacidad de pensar.
Desde este punto de partida las autoras, Alícia Gili y Sílvia Romero, nos sumergen en una de las aventuras más fascinantes de la humanidad: reconquistar los conocimientos. ¿Cómo? ¿A través del amor? ¿A través de la perseverancia y el trabajo? Quizá lo que importa es hacer el camino, porque la aventura del saber es nuestra aventura, y el desconocimiento es el auténtico enemigo.

Sobre Alícia Gili
En català:
He participat en diverses pàgines literàries, com http://www.imacrea.tk/, http://www.tusrelatos.com/, o http://www.relatsencatala.com/. En aquestes pàgines hi ha editats diversos relats curts de gènere històric i fantàstic.
Per altra banda he publicat dos relats curts en el llibre Relatsencatalà.com Versió 1.0 (L’últim esglaó), i Relatsencatalà.com Versió 2.0 (Mort d’amor), sota el segell de l’editorial La Quadriga.
També he col·laborat en dues obres de tipus acadèmic, com a coordinadora de l’obra i amb un article: Más allà del estado: Pueblos al margen del poder, de l’Editorial Bellaterra, i Àfrica en l’imaginari occidental: els mites europeus sobre Àfrica, de Publicacions Universitat de València.
Actualment he publicat dos llibres amb coautoria amb Sílvia Romero: Jocs de guerra. Cosa d’infants (La Quadriga) i Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres (Pagès).

En castellano
He participado en diversas página literarias, como http://www.imacrea.tk/, http://www.tusrelatos.com/, o http://www.relatsencatala.com/. En estas páginas hay editados diversos relatos cortos de genero histórico y fantástico.
Por otro lado he publicado dos relatos cortos en el libro Relats en català.com versió 1.0 [L’últim esglaó] y Relats en català versió 2.0 [Mort d’amor] de la editorial La Quadriga.
También he colaborado en dos obras de tipo académico, como coordinadora de la obra y con un artículo: Más allà del estado: Pueblos al margen del poder, de la Editorial Bellaterra y Àfrica en l’imaginari occidental: els mites europeus sobre Àfrica de Publicacions Universitat de València.
Actualmente he publicado dos libros en coautoría con Sílvia Romero, Jocs de guerra, Cosa d’infants (La Quadriga) e Iskander, un viatge a la màgia dels llibres (Pagès).

Sílvia Romero
En català
Sílvia Romero i Olea neix a Barcelona el 1962, i es llicencia en Filologia Catalana a la universitat d’aquesta mateixa ciutat.
S’inicia en el món de l’escriptura amb la creació de contes infantils, alguns d’ells publicats a la revista Tretzevents.
Posteriorment treballa el relat breu, gènere amb el qual obté diversos guardons literaris, dels quals cal destacar el “III Premi Ramon Planes de Narrativa Breu” (2006) amb el recull de contes titulat Verbes.
En poesia col·labora amb la Fundació Akwaba per tal de denunciar la situació dels nens i nenes soldats arreu del món mitjançant el llibre Jocs de guerra. Cosa d’infants, escrit amb coautoria amb Alícia Gili.
Però és en el camp de la novel·lística on s’hi troba més a gust, i fruit de la seva dedicació són les obres Amor a sang freda, finalista del “II Premi Sèrie Negra de Novel·la” (2002); Ànima mesquina, guanyadora del “XVII Premi de Narrativa Sebastià Juan Arbó” (2004); Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, guanyadora del “5è Premi Lleida per a Projecte de Novel·la” (2006), escrit amb coautoria amb Alícia Gili; i Júlia M., guanyadora del “IV Premi Ramon Roca Boncompte” (2008).
En l’actualitat treballa com a conductora de Clubs de Lectura a la Biblioteca Joan Oliva i a la Biblioteca Manuel de Pedrolo, i s’encarrega de tirar endavant el Bloc de crítica literària Caducitat Immediata.
És sòcia de l’Associació d’Escriptors en Llengua Catalana.

En castellano
Sílvia Romero i Olea nace en Barcelona en 1962, y es licenciada en Filología Catalana por la Universidad de esta misma ciudad.
Se inicia en el mundo de la escritura con la creación de cuentos infantiles, algunos de ellos publicados en la revista Tretzevents.
Posteriormente trabaja el relato breve, género con el que obtiene diversos premios literarios, entre los cuales cabe destacar el “III Premi Ramon Planes de Narrativa Breu” (2006) con el conjunto de cuentos titulado Verbes.
En poesía colabora con la Fundación Akwaba para denunciar la situación de los niños y niñas soldado en el mundo, a través del libro Jocs de guerra. Cosa d’infants, escrito en coautoría con Alícia Gili.
Pero es en el campo de la novelística donde se encuentra más cómoda como escritora, y fruto de su dedicación son las obras Amor a sang freda, finalista del “II Premi Sèrie Negra de Novel·la” (2002); Ànima mesquina, ganadora del “XVII Premi de Narrativa Sebastià Juan Arbó” (2004); Iskander. Un viatge a la màgia dels llibres, ganadora del “5è Premi Lleida per a Projecte de Novel·la” (2006), escrito en coautoría con Alícia Gili; i Júlia M., ganadora del “IV Premi Ramon Roca Boncompte” (2008).
En la actualidad trabaja como conductora de Clubs de Lectura en la Biblioteca Joan Oliva y en la Biblioteca Manuel de Pedrolo, y se encarga del Blog de crítica literaria Caducitat Immediata.
Es socia de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana.

8 de marzo de 2009

MIGUEL STROGOFF, DE JULIO VERNE


Hace unos días y por motivos que no vienen al caso, tuve que revisar la bibliografía de Julio Verne, y recordé, cómo no, los buenos ratos de mi infancia y adolescencia que pasé leyendo al autor francés precursor de la ciencia ficción del siglo XX. Y me he acordado también de la que es para mí una de sus mejores obras. Es un libro de aventuras que en principio no tiene relación con la anticipación científica. Pero yo voy a intentar esa relación. Se trata de Miguel Strogoff.

Antes de que existieran Internet y el correo electrónico, el Skype, los móviles y sms, incluso el teléfono, la cosa estaba bastante difícil cuando había que enviar un mensaje a larga distancia, sobre todo en condiciones adversas, tipo guerra. Y este era el caso de la Rusia presoviética donde sitúa Verne su historia, en un momento en que hay una invasión de los tártaros en Siberia, y el Zar necesita mandar una carta al Gran Duque, su hermano, sitiado en la ciudad de Irkutsk; la línea telegráfica está cortada. La única solución posible para el Emperador es recurrir a uno de los integrantes del cuerpo militar de correos del zar: el joven siberiano Miguel Strogoff, un dechado de virtudes heroicas: guapo, noble, bondadoso, valiente, etc (bueno, realmente tras la lectura resulta un tipo bastante majo). El correo tendrá que recorrer –buscándose la vida en tren, en coche de caballos o a pie–, los más de mil quinientos kilómetros que separan Moscú, la capital rusa, de Irkutsk, en el corazón de Siberia. Es el camino que hicieron los concursantes televisivos del programa Destino Pekín, pero el protagonista de Verne no se quejó tanto.

Si considero Miguel Strogoff una de las mejores novelas de aventuras escritas nunca, se debe acaso y sobre todo a que el héroe es capaz de enfrentarse no sólo a la naturaleza (un paisaje, la estepa siberiana, sobrecogedora por su inmensidad, y que el protagonista sabe respetar, porque ha nacido en ella), o a sus enemigos, sino al sufrimiento: fatiga, hambre, sed, humillación, torturas, son adversarios más difíciles que un rival armado. Y la protagonista femenina, Nadia, no cumple un papel secundario, limitado sólo a lo romántico, sino que es compañera activa y colaboradora indispensable en la aventura. Un gran acierto de Verne.

También me llama la atención el tema de la ceguera. La literatura muestra una curiosa fascinación por los ciegos, y más curioso aún que lo haga en libros de aventuras como éste o Las cuatro plumas. Aunque la ceguera de Strogoff se resuelve con un tour de force bastante inverosímil, es indudable que el personaje perdura en nuestra memoria literaria precisamente por ese tiempo en que se ha visto abocado a la oscuridad y no obstante persiste en el empeño de cumplir su misión.

Probablemente a la mayoría de jóvenes de ahora, conectados permanentemente a un artilugio electrónico, esta novela les parezca tan anticuada y remota como la historia paleolítica de El clan del oso cavernario. ¿Qué le parecerían a Verne todos los inventos para la comunicación con que contamos hoy?

Lola Robles
Marzo 2009