Seguidores

Podéis leer buenas narraciones en la Biblioteca de Relatos.

22 de marzo de 2023

"JAURÍA" DE MAIELIS GONZÁLEZ

 

Jauría

Maielis González

Montevideo, Uruguay, Mig21 Editora, 2022.

Prólogo de Elaine Vilar Madruga.

El libro puede descargarse aquí: https://mig21editora.wordpress.com/2022/07/24/jauria/

 

Para quien quiera conocer la narrativa que están escribiendo una serie de autoras de América Latina, las cuales no tienen miedo de hibridar ciencia ficción, realismo mágico y terror (realista y no realista), y que nos ofrecen una calidad literaria más que notable, le recomiendo este libro de relatos. Maielis González (La Habana, Cuba, 1989) es escritora, investigadora y divulgadora literaria; actualmente reside en Madrid y hace una importante labor para la difusión de obras de autoras y autores latinoamericanos que no siempre conocemos bien aquí. He asistido a varios de sus talleres de lectura y los recomiendo también.

Jauría contiene ocho narraciones de diferente extensión. Como ya he dicho antes hay ciencia ficción, hay elementos de realismo mágico, y casi siempre unos y otros se mezclan con el terror. Pero este último ingrediente, no solo proviene de lo sobrenatural: la evidencia de una realidad durísima, a veces atroz, se nos impone y nos deja claro que resulta mucho peor que los acontecimientos que consideramos fantásticos. Quizás esta sea una de las características más destacables de la narrativa de las autoras latinoamericanas que estamos leyendo en España. La originalidad de su terror radica en que muestra el mundo en el que viven o que han conocido, y eso las aleja de los estereotipos de un género literario donde nos encontramos muchas veces lo consabido y lo esperable, quizás porque no se basa en la propia experiencia, sino en imaginarios tradicionales de la literatura y el cine.

 

El libro recopila textos ya publicados por la autora en diferentes momentos y lugares (antologías, páginas web, revistas). “Los días de la histeria”, es un relato de ciencia ficción: aborda los peligros derivados de la tecnología, en concreto de las inteligencias artificiales, en el marco de regímenes donde impera el autoritarismo y la delación, que derivan en paranoia colectiva. Se trata de un tema abordado muchas veces en este género; la singularidad que nos transmite esta historia se debe a que percibimos, tal como ya he señalado, que no es un mero cliché literario, sino que parte de una situación que se ha vivido. También

“Seudo” se inscribe en la ciencia ficción. Yo ya había leído el cuento en la segunda antología de escritoras en español Alucinadas (Palabaristas, 2016). De “Seudo” quiero destacar la imaginería visual utilizada por Maielis para simbolizar la separación de clases sociales en una sociedad fuertemente estratificada: a través de la omnipresencia de un edificio, una torre hiperbólica, cuya realidad y uso producen una honda angustia y claustrofobia. Aunque, repito, no resulta difícil vincular los motivos creados por la autora con la sociedad de la que proviene, sus fábulas adquieren también un valor universal, gracias a haber elegido la escritura de ciencia ficción.

“Jauría” pertenece al mismo ámbito ficcional que otra novela de Maielis muy destacable, De rebaños o de pastores (Cazador de ratas, 2020). Ambas historias, cuento y novela breve, están protagonizadas por unas criaturas híbridas entre perro pastor alemán y ser humano, los herder.

En “Alumbra” y “Ponzoñas” el terror se vuelve aún más descarnado y más realista. “Alumbra” trata, además, el tema de la gestación subrogada y reflexiona sobre la maternidad y paternidad, y las ataduras a las que muchas mujeres están sometidas, aún hoy, en el ámbito de la reproducción humana. La propuesta final es muy impactante por lo inesperada: ¿hasta qué punto determinadas situaciones que, en principio, pueden parecer terribles, no tienen también la posibilidad de convertirse en un camino a la libertad?

“Ponzoña”, con elementos de realismo mágico, nos habla de abuso y violencia sexual, pero de nuevo deja una puerta abierta a la esperanza.

La reiteración de la presencia del cuerpo, de la carne, en especial la de las mujeres, reaparece en “Ángeles caídos”, una curiosa historia que me ha recordado a “El infierno es la ausencia de Dios” de Ted Chiang, donde los ángeles saltan la frontera de lo sobrenatural.

Por último, solo mencionar “Ni vivos ni muertos” que nos permite un respiro gracias al humor, e “Isla”, una narración hermosa a pesar de llevarnos de nuevo al marco del totalitarismo y la violencia política. Imaginen mares radiactivos que impiden salir de una isla y la posibilidad de que lo que creemos real sea simulado, del mismo modo que la ficción puede transustanciar la realidad de manera simbólica o metafórica.

7 de marzo de 2023

"MUJER AL BORDE DEL TIEMPO" DE MARGE PIERCY

 Marge Piercy

Mujer al borde del tiempo

Bilbao, consonni, 2020

(Woman on the Edge of Time, 1976)

Traducción de Helen Torres, corrección de Arrate Hidalgo y Miguel Alpuente, asesoramiento colectivo de Hedda Katarina Olsson y Arrate Hidalgo.

512 páginas.

 Termino de leer esta extensa novela de Marge Piercy (Detroit, Michigan, 1936), libro del que había oído hablar mucho, pero que no tenía traducción en España hasta esta edición de Consonni. La traductora ha sido Helen Torres, con la colaboración de Arrate Hidalgo, Miguel Alpuente y Hedda Katarina Olsson. No me extraña la necesidad de varias personas para abordar ese trabajo, porque los experimentos lingüísticos de Piercy, que intentan reflejar la lengua de la sociedad utópica que crea, resultan muy notables. Un conjunto de neologismos y apócopes digno de un análisis mucho mayor. Además, la traductora y colaboradores han tenido el acierto de utilizar un castellano con expresiones latinas, como correspondería a la protagonista chicana. Una apuesta decolonial que subvierte la idea, cada vez más minoritaria, de que solo el castellano de Castilla es el neutro.

Mujer al borde del tiempo está protagonizada por Connie (Consuelo) Camacho Ramos, mujer chicana nacida en Texas y residente en los Estados Unidos, en la zona de Nueva York. A sus treinta y cinco años, Connie va a terminar ingresada en una institución psiquiátrica (donde no es la primera vez que la recluyen) por golpear a la pareja de su sobrina Dolly (Dolores), que es también su proxeneta, aparte de un maltratador. Connie solo ha tratado de defender a Dolly de una agresión. Pero, ya antes, ella misma perdió la custodia de su hija, Angelina, una niña pequeña, por haberla maltratado físicamente, lo que la llevó al ingreso psiquiátrico. Connie se arrepiente de haber pegado a la niña: fueron sus circunstancias de precariedad económica y malestar psicológico las que la empujaron a ese acto. A partir del nuevo encierro, va a recorrer varios sanatorios y se verá envuelta en una espiral de violencia institucional de la que tratará de huir. Sin embargo, acabará convirtiéndose en paciente obligada de un experimento: el implante de electrodos en su cerebro para controlar su agresividad. El panorama que la autora nos presenta sobre los tratamientos psiquiátricos que se aplicaban en la época y el trato degradante que se daba a los pacientes en los centros, que son prácticamente de reclusión, es aterrador. Los experimentos no consentidos, los electrochoques, las extirpaciones de parte del cerebro y las medicaciones abusivas dejan a las personas casi sin voluntad. En ese sentido, la novela puede considerarse de un realismo feroz y en absoluto sensacionalista, tanto que se acerca al peor terror que hay, el que se da en nuestro mundo y no tiene nada de sobrenatural, sino de cotidiano y aceptado por casi todos.

A pesar de su encierro, de su impotencia y de las circunstancias que la han acompañado durante toda su vida (precariedad laboral, racismo, desapego familiar por parte de su hermano y abandono por alguna de sus parejas, aunque con otras ha tenido una relación más positiva), Connie encuentra una esperanza y un camino a la salvación por completo inesperados: se convierte en una viajera del tiempo, tras contactar con una persona del futuro, Luciente, que la visita durante su estancia en el psiquiátrico. En momentos en que está a solas o por la noche, la mujer chicana se ve trasladada, gracias a la ayuda de Luciente, a una sociedad futura muy distinta a la que conoce: se trata de Mattapoisett. Mattapoisett es una utopía feminista, ecologista e igualitaria, sin clases sociales ni racismo. No conoceremos un mundo perfecto, sino en construcción. Sus habitantes viven en contacto con la naturaleza, trabajan mucho y llevan una existencia bastante austera. Se preocupan por establecer vínculos personales sin maltrato ni violencia, a pesar de que tengan conflictos. No hay autoridad ni poder, ni parece existir Estado. Se organizan en enclaves autónomos. La crianza de niñas y niños se hace en común y no está dictada por vínculos genéticos. De hecho, se puede ser madre sin ese vínculo con la criatura. Gestación y nacimiento se realizan mediante ectogénesis. La monogamia no es la norma común. Luciente y sus camaradas del enclave enseñarán a Connie cómo funciona su mundo y tratarán de ayudarla a escapar de su reclusión.

Estamos ante una novela de ciencia ficción especulativa y futurista, y ante una utopía igual a otras que se han inventado desde el feminismo. Mujer al borde del tiempo se inscribe en una tradición que viene de muy lejos, desde La ciudad de las damas (1405) de Christine de Pizan hasta Herland (1915) de Charlotte Perkins Gilman y, más próximas a la primera edición del libro de Piercy, El hombre hembra (1975) de Joanna Russ y Houston, Houston, ¿me recibe? (1976) de James Tiptree, Jr.-Alice B. Sheldon. En el caso de la obra de Piercy, no nos encontramos ante una sociedad formada únicamente por mujeres, pero sí ante una utopía en que nuestra situación y liberación tienen una importancia fundamental: elementos que se suelen echar de menos en bastantes utopías clásicas. Por supuesto, hay que mencionar también Los desposeídos (1974) de Ursula K. Le Guin, aunque las diferencias entre esta novela y la de Piercy son muy notables. A mí, Mujer al borde del tiempo me recuerda mucho más, por su crudeza y su rabia, a Joanna Russ y también a Octavia Butler en Parentesco (Kindred, 1979). La novela de Butler es posterior a la de Piercy, pero el espíritu de su tiempo y las condiciones de vida para las mujeres de la época son muy similares en ambas. Aprovecho para recordar que Octavia Butler también ensaya la distopía versus utopía en su trilogía Xenogénesis (1987─1989), recientemente reeditada en España con el título La estirpe de Lilith.

No voy a desvelar el final de la historia, pero tengo que decir que fue todo un acierto por parte de la autora. Resultaba difícil esperar otra cosa, por mucho que quisiéramos. Y ese final convierte la obra en una propuesta no demasiado original, pero que nos deja sin saber en qué género literario situarla. Para quienes dicen que hablar de géneros no tiene sentido porque son simples etiquetas, le recomiendo que lea este libro y reflexione sobre las distintas formas de mirar el mundo que nos ofrece la literatura realista, lo fantástico o la ciencia ficción.

Una buena apuesta de la editorial Consonni que interesará tanto a las personas amantes de la ciencia ficción feminista, especulativa y social como a las que prefieren el realismo más descarnado, además de a quienes buscan propuestas de utopías igualitarias.

"EL PESO DEL HUMO" DE TANNIA R. TAMAYO

 Dejo aquí el enlace a una reseña que hice sobre la novela de ciencia ficción de Tannia R. Tamayo "El peso
del humo" publicada en 2022 por Alberto Santos Editor.

La reseña ha aparecido en La Nave Insvisible. 

https://lanaveinvisible.com/2023/03/04/resena-el-peso-del-humo/

15 de noviembre de 2022

"HUMANAS", DE CAROLINA MARTÍNEZ VÁZQUEZ

 Humanas

Carolina Martínez Vázquez

LES Editorial, 2022

109 págs.

 

Andaba yo buscando obras de ciencia ficción que tuvieran como uno de sus temas principales una sociedad, futura o alternativa al presente y pasado históricos conocidos, integrada solo por mujeres, y me he encontrado con esta novela corta de Carolina Martínez, publicada por LES editorial, un sello independiente que está ofreciendo libros muy interesantes de temática LGTB.

Humanas nos presenta un futuro donde los varones con cromosomas XY han desaparecido en su totalidad de manera inexplicable. Se han extinguido en un proceso bastante rápido y masivo, que afectó a todas las edades, incluso a los neonatos. Por tanto, el mundo está poblado solo por mujeres, aunque parece que hay grupos residuales de hombres trans. También hay androides masculinos, con diversas finalidades en la sociedad, por ejemplo el trabajo doméstico o la función sexual.

La nueva situación se presenta, en principio, como utópica. No hay guerras; su desaparición coincide con la ausencia de los hombres. Ellas, las mujeres, se organizan a la perfección en todos los campos de la vida.

La acción transcurre en Europa. Las protagonistas son una pareja, Seiya e Inken, cuya relación atraviesa un momento difícil. La primera tiene dos madres y una hermana. De Inken sabremos que solo cuenta con una madre; el motivo de ello forma parte de los misterios de la trama. Las relaciones de parentesco, sexuales y reproductivas no necesitan tampoco de los varones. La posibilidad de la reproducción se ha logrado gracias a los avances científicos:

“[…] nuevas niñas vinieron al mundo y crecieron, pero con el tiempo el material genético disponible en los bancos de fertilidad se agotó. La Humanidad se precipitaba hacia la definitiva extinción hasta que la doctora Boysen halló una nueva técnica de ingeniería genética, con la que se lograron gestaciones efectivas con el único aporte de material cromosómico XX”.

Sin embargo, en este mundo sereno y feliz aparece, de pronto, un joven, una especie de Adán que deambula por las calles y es confundido con un androide. Lo detienen y encierran para ser estudiado. Pronto descubrirán que es de carne y hueso, y que no sabe su nombre ni tiene memoria alguna de su pasado. Inken, una de las encargadas de investigar sobre él, lo llamará John.

La presencia de John sorprende y perturba a toda esa sociedad femenina. Se preguntan de dónde ha salido, si es fruto de algún experimento genético, que ya se han intentado antes para recuperar a los varones XY, sin éxito. Dos grupos de mujeres con influencia, las precursoras y las cismáticas, se enfrentan a causa de John. Las precursoras piensan que John supone una grave amenaza para su paz. Este grupo es de tipo religioso en sus creencias y organización. Por su parte, las cismáticas están mucho más abiertas a un posible retorno de los varones.

La autora desarrolla muy bien los problemas personales de las dos protagonistas en su relación de pareja y en sus vínculos familiares. Inken se ha encariñado con John y quiere protegerlo de los peligros que puedan acecharlo. Ella tiene el lastre de un pasado doloroso, con una madre, también investigadora científica, muy despegada en lo afectivo. Pero la propia hija repite los esquemas maternos y dedica muchas horas a su trabajo, lo que se convierte en un motivo de conflicto con Seiya, cuyo deseo es que pasen más tiempo juntas y tener descendencia. Seiya, a su vez, está envuelta en sus propios problemas familiares, sobre todo con su hermana Mei.

El estilo es cuidado, limpio y preciso. Se nota el trabajo de escritura y corrección. Carolina Martínez utiliza muy bien la elipsis narrativa, tan necesaria en las novelas cortas. Deja bastante a la interpretación del público lector, al esbozar tan solo muchos elementos del mundo ficcional, aunque, en ocasiones, esto puede dar lugar a alguna confusión y oscuridad. Ocurre, por ejemplo, con la presencia de los “varones residuales”, que no se sabe si son machos genéticos o varones trans. También llama la atención que existan androides con fines eróticos, se supone que para relaciones de tipo heterosexual. Está claro que en una novelette no se puede construir un mundo con todo tipo de detalles, ni falta que hace, pero esos puntos que señalo parecen, más bien, flecos o hilos sueltos.

El libro me ha suscitado muchas reflexiones en el campo que yo más trabajo, el sociológico y feminista. ¿Ha desaparecido el género en esta sociedad futura? Dejo ahí la pregunta. Se plantea, desde luego, la cuestión de si la violencia se da más en los varones XY por causas biológicas y, en consecuencia, si una sociedad exclusivamente de mujeres sería más pacífica y funcionaría mejor, lo cual supondría que la presencia de los varones XY sería siempre un elemento perjudicial. Y ¿qué hacer entonces? Pero la novela nos lleva a plantearnos si, a pesar de todo, no podría haber una realidad nueva en que convivieran mujeres y varones de un modo más igualitario, justo y no violento que en el pasado. El miedo de las mujeres a perder los derechos conquistados, a los cambios y la otredad, son otros motivos de esta historia, que explican muy bien, por cierto, los problemas que se están dando dentro del feminismo, en su enfrentamiento interno a causa de la ley trans.

El topos de la sociedad exclusiva de mujeres es antiguo. Lo esbozó Christine de Pisan en La ciudad de las damas (1405). Centraron en él sus obras Charlotte Perkins Gilman en Herland (1915), James Tiptree Jr.-Alice B. Sheldon en Houston, Houston, ¿me recibe? (1976) y Vicente Blasco Ibáñez en El paraíso de las mujeres (1922). Aprovecho la coincidencia de que hayan transcurrido cien años exactos entre esta última novela, El paraíso de las mujeres, y Humanas, para señalar que este topos puede ser actualizado, tal como ha hecho Martínez. La autora, además, consigue evitar ese acartonamiento que afecta a las narraciones más antiguas sobre el tema, cuyos personajes resultan muy esquemáticos y poco vivos y creíbles. En esta novela corta que reseño, las mujeres no siempre son bondadosas, hay en ellas zonas oscuras, y la pretendida desaparición de la violencia de la que he hablado y que nos situaría en una utopía, demuestra ser infundada o falaz. Estas mujeres también pueden ser duras, brutales y fanáticas, y usar cualquier método para, supuestamente, protegerse. Me gusta que Martínez haya optado por una sociedad imperfecta, mucho más realista que la utopía acabada.

Lamentaría mucho que Humanas fuese solo leída por mujeres, lesbianas o no. Creo que merece un público más amplio. Sin duda, Les editorial, aunque se dirija a un grupo de lectoras determinado, también aspira a la universalidad de las obras que publica. Estamos ante una novela bien escrita, con personajes muy bien dibujados, buen pulso narrativo y profundidad.

31 de octubre de 2022

"LAS BOSTONIANAS", de Henry James

 Henry James

Las bostonianas

Traducción de Sergio Pitol

Barcelona, Seix Barral, 1986.

 

Publicada por primera vez en 1886, Las bostonianas, de Henry James (Nueva York, 1843-Londres, 1916, estadounidense nacionalizado británico), es una obra, si se me permite expresarlo así, muy decimonónica, con un narrador omnisciente que se presenta de modo abierto como tal. Espléndidamente escrita, ofrece un análisis profundo de sus tres personajes principales, dos mujeres y un hombre, a los que consigue hacer creíbles e incluso complejos pese a que encarnan estereotipos de género muy marcados. El autor de Otra vuelta de tuerca deja patente, una vez más, su calidad y sensibilidad literarias.

La novela supone, también, un documento valiosísimo para conocer los inicios del feminismo y sufragismo en los Estados Unidos, en especial en Boston y Nueva York, y la reacción antifeminista que provocaron.

La historia, como ya he dicho, se centra en tres personajes. Por una parte, Olive Chancellor, de la clase alta de Boston, feminista y sufragista, a la que se describe como joven, aunque da la impresión de ser mayor (de hecho, en la película del mismo título que adapta la novela, dirigida por James Ivory, es interpretada por Vanessa Redgrave, que tenía, entonces, cuarenta y siete años, veintiuno más que la otra protagonista, Verena Tarrant, encarnada por Madeleine Potter). Olive queda fascinada por Verena, hija de un charlatán que mezcla pseudomedicina, esoterismo y política. Verena posee un don excepcional para la oratoria. Chancellor la acoge en su casa y la convierte en su discípula y protegida (previo pago monetario a los señores Tarrant), ya que Verena se muestra muy abierta a aceptar y difundir las ideas feministas de su anfitriona. Tarrant hija es atractiva, sentimental y un tanto ingenua, pero vehemente y apasionada. Se entrega por completo a la lucha de las sufragistas por conseguir el voto y otros derechos para las mujeres.


Entre las dos protagonistas se entabla una intensa amistad, aunque hay una mayor autoridad por parte de Olive, contrarrestada por la dependencia que esta última siente hacia Verena. La sombra del lesbianismo no deja de estar presente, de modo muy soterrado.

Aparece en escena el tercer personaje, Basil Ransom (interpretado en el filme de Ivory por Christopher Reeve), un joven caballero de Mississippi, que luchó por el Sur en la Guerra de la Secesión. Se trata de un hombre muy conservador, incluso reaccionario en sus ideas sociales y políticas, y muy patriarcal. Considera que la mujer le es inferior por naturaleza y que su sitio está en la casa, cuidando del esposo y la familia. Al conocer a Verena, se enamora de ella y la persigue convencido de que acabará por seducirla y por hacerle comprender que no es feminista por iniciativa propia, sino por la influencia de otras personas, y que, en realidad, lo que ella desea es entregarse al amor. Este planteamiento, que Verena “está hecha para el amor”, dado su carácter dulce, sentimental y complaciente, lo repetirá muchas veces a lo largo de la novela. Se muestra muy cortés con la joven, a la que le promete una vida llena de afecto, pero, eso sí, en los límites del hogar.

El juego de poder entre los tres protagonistas se describe de manera minuciosa, en toda su complejidad. Hay otras figuras secundarias importantes, como la hermana de Olive, la señora Luna, mujer convencional y egoísta, decidida a convertir a Ransom en su esposo, y la señorita Birdseye, el único personaje (y en especial la única feminista), que aparece presentada con ternura y respeto, incluso desde la perspectiva de Ransom. Incluso hay un personaje, el joven Burrage, pretendiente de Verena y que apoya la causa feminista, que podría entenderse como un representante de la “nueva masculinidad” de su época. No hay nada nuevo bajo el sol.


Resulta muy difícil no calificar esta obra como antifeminista, dado que la voz narrativa, creada por el autor, valora positiva o negativamente a los personajes, sobre todo, pero no siempre, a través de Ransom.

A Olive la presenta como una mujer fría, dura, estirada, reprimida y bastante neurótica, además de fanática. Una señorita seca y reseca, que solo vive para sus ideas feministas. El tópico de la solterona. Hacia Ransom tiene unos celos intensos, que no demuestran ser infundados. Solo en los últimos capítulos, cuando ella se da cuenta de que está perdiendo a Verena, ahonda más en sus sentimientos.

En cuanto a Verena, la retrata como una joven sumamente influenciable, que se deja convencer por las ideas de Olive Chancellor y de las otras feministas. Es ingenua, espontánea y emotiva, todo lo contrario de Olive. Aunque se resiste, no tarda en sucumbir a la seducción de Basil, pese a conocer sus ideas. Se diría que ha sido hipnotizada y lo sigue como una autómata. En ningún momento parece creerse el feminismo que predica. Más aún, en la obra este se nos presenta como un conjunto de ideas muy abstractas e imprecisas, podríamos decir que buenistas, pura palabrería. Por el contrario, los planteamientos conservadores de Ransom sí que están detallados.

No es que Basil se muestre como un dechado de virtudes. Pero, desde luego, el narrador no siente hacia él la animadversión que destila hacia Olive.

La obra es un magnífico ejemplo del gran tópico del amor romántico como una pulsión irresistible para las mujeres, al que parecen destinadas por naturaleza. No obstante, la lucidez de James no le permite concluir la novela sin una sombra de duda. No se engaña ni engaña a los lectores prometiendo un futuro de dicha perfecta para el matrimonio, después de que Ransom prácticamente rapta a Tarrant.

Invito a leer esta novela como un buen testimonio de su época y a confrontar opiniones con la mía.