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1 de febrero de 2024

"TIERRA CONTRAFUTURO" DE LUIS CARLOS BARRAGÁN: LA UTOPÍA DECOLONIAL.

    

         Este texto es una reseña de la novela Tierra contrafuturo de Luis Carlos Barragán e incluye una reflexión sobre las utopías, con referencias a Los desposeídos de Ursula K. Le Guin y la trilogía marciana de Kim Stanley Robinson.

Palabras clave: Ciencia ficción latinoamericana, Ciencia ficción colombiana, Luis Carlos Barragán, Utopía, Distopía, Transhumanismo, Colonialismo, Decolonialidad, Ursula K. Le Guin, Kim Stanley Robinson.

Luis Carlos Barragán Castro

Tierra contrafuturo

Bogotá, Minotauro (Editorial Planeta Colombiana), 2021.

 Luis Carlos Barragán es un escritor colombiano nacido en Bogotá en 1988. Tiene publicada  una novela anterior, El gusano (2018) y el libro de relatos Parásitos perfectos (2021), en la editorial colombiana independiente Vestigio. También pueden encontrarse relatos suyos en diversas antologías colectivas. Tierra contrafuturo  se consigue en España en versión digital.

Aprovecho de nuevo la ocasión para agradecer a Maielis González, escritora e investigadora cubana (ahora residente en España), que me diera a conocer a este autor en sus talleres sobre literatura de ciencia ficción latinoamericana.

 ADVERTENCIA: a partir de ahora, esta reseña contiene spoilers.

Tierra contrafuturo nos presenta el primer contacto entre humanos y extraterrestres alienígenas. Sucede en la selva amazónica, en el departamento del Vaupés, al sureste de Colombia, un territorio habitado en su mayor parte por indígenas. Hasta allá llega un ovni, el cual  trae consigo una bomba de felicidad que provoca una euforia colectiva en las personas que se  acercan a ella, incluidos los militares enviados para inspeccionar la zona. La intensidad de la dicha provocada por la bomba  supera a la de las drogas conocidas, lo que  conlleva unos efectos secundarios inesperados, pues los felices caen en una desidia absoluta, al no necesitar más que esa sensación de plenitud. Samuel (Sami), un joven albino y cuasi vagabundo, que acaba de romper con su novia Mafalda y es, a su vez, objeto de deseo amoroso de la narradora de la historia, contacta con la nave alienígena y decide irse de la Tierra junto a doña María, una mujer con una vida muy precaria y un hijo delincuente que la ha arruinado, hartos los dos de su existencia pasada. Posteriormente, tras un tiempo de recelo entre ambos y otro de vínculo muy estrecho, sus destinos se separarán.

Tiempo después, Sami regresa para fundar una embajada interestelar, de la cual él será embajador. Su objetivo es  aportar a  la Tierra las mejoras tecnológicas y la evolución científica y mental que ha conocido fuera. Pretende, así, lograr un desarrollo nunca visto antes para la humanidad y terminar con el hambre, las enfermedades o la falta de recursos educativos. La población terrícola tiene, además,  la ocasión de formar parte del Directorio, la alianza interplanetaria a la que pertenecen muchos mundos.

Para asombro de Sami, nada va a ser tan fácil como él ha creído, pese a la ayuda alienígena. Los gobernantes autoritarios o incluso supuestamente democráticos (en la novela, Trump va por su cuarto mandato), las macroempresas globales e incluso las mafias de narcotráfico tratarán de impedir ese nuevo futuro, ya que amenaza sus intereses. Un mundo igualitario, justo, educado y pacífico supone el fin de ciertas actividades delictivas del crimen organizado, por ejemplo. Asimismo, las fuerzas religiosas extremistas, tanto cristianas como islámicas, pondrán el grito en el cielo ante los avances que Sami presenta a los humanos. Y no solo gritarán, sino que actuarán en su contra, usando para ello la mentira, la presión, la amenaza y la abierta violencia.

La obra de Barragán, bien escrita, con humor, sátira, una imaginación muy notable y  pinceladas de ciencia ficción pulp, es también y sobre todo especulativa, acerca de cuestiones como el transhumanismo (aparece la posibilidad de cambiar de cuerpo,  tanto a otro  orgánico como a uno mecánico o alien, y retrasar con ello la muerte); el colonialismo y las desigualdades de clase. Los personajes son un tanto esperpénticos, pero muy reconocibles y humanos, con sus buenos deseos y esperanzas, su altruismo y mesianismo (en el caso de Sami), pero también sus mezquindades y envidias, celos y rencores. Muy válida la elección de la narradora, una figura más bien secundaria; se rompe así la centralidad de los protagonistas, del mismo modo que la llegada de los aliens transcurre en lugares de este planeta que casi nunca han protagonizado una historia semejante.

Por tanto, Barragán utiliza la ciencia ficción para lo que este género mejor sirve: para plantear preguntas sobre cuestiones que conciernen más a nuestro presente que al futuro. Así, trata el impacto de la automatización/robotización y  de  las inteligencias artificiales en el mundo laboral, el desempleo masivo, la renta básica universal, el turismo, los mundos virtuales en que los humanos pueden incursionar para inventarse o experimentar otras vidas o la posibilidad de formar parte de una conciencia colectiva y estelar.

Sin embargo, frente a estos posibles avances hay siempre, en la historia que nos cuenta Barragán, tendencias en contra, fuerzas y corrientes conservadoras, contrarrevolucionarias, conspiranoicas, negacionistas o de fanatismo religioso que no dudan, como ya he dicho, en emplear la violencia  para impedir la utopía. También existen los intereses personales, a veces francamente ruines. Por cierto que no se puede considerar Tierra contrafuturo como una novela feminista (a pesar del protagonismo de doña María, cuya evolución es bastante inesperada), pero, si los personajes femeninos actúan de modo perverso, los varones tampoco aparecen como ejemplos de virtud, ni siquiera el protagonista Sami: son antiheroínas y antihéroes.

Se da un vaivén de idas y venidas, de adelantos y de amenazas al progreso, de esperanzas y reticencias, de comunión espiritual enriquecedora entre especies muy distintas contra la que se oponen la ignorancia y la brutalidad, junto a un fanatismo religioso que no tolera perder su hegemonía y es consciente de que los planetas alienígenas están habitados por ateos.

Después de leer Los desposeídos (1974), de Ursula K. Le Guin, y la trilogía marciana de Kim Stanley Robinson (Marte rojo, de 1992; Marte verde, de 1993; y Marte azul, de 1996), las diferencias entre estas novelas y la de Barragán, en lo concerniente a los planteamientos utópicos, son claras y reveladoras. Ello se debe a que resulta muy difícil escribir ciencia ficción superando por completo el vínculo con el tiempo y las circunstancias del autor/a.

Los desposeídos es una utopía libertaria, que presenta dos sistemas políticos, económicos y sociales enfrentados, el capitalista y el comunista. Se trata de una utopía filosófica. El mundo imaginado, Anarres, es muy pobre y prácticamente pretecnológico. Aunque la autora estadounidense inventa e introduce algunos artefactos, da prioridad a lo humano, lo social, las ideas, lo antropológico. Su planteamiento tiene aún validez porque  supone la urdimbre de cualquier utopía: se basa en el pacifismo, la igualdad económica, el feminismo, la necesidad del diálogo, la comunicación y la empatía. Le Guin   expone de manera crítica y plantea alternativas al colonialismo, el racismo, el heterosexismo o el patriarcado. Pero esta gran escritora no llegó a vislumbrar  el desarrollo cibertecnológico veloz y apabullante que vendría después.

La trilogía marciana de Robinson incluye ya lo tecnológico, imprescindible en Marte, con sus  difíciles condiciones de habitabilidad para los humanos. Pero se trata de un espacio en el que es posible construir una utopía, igual que en Anarres, igual que en tantos proyectos de nuestra historia,  cuando se optó por buscar territorios vacíos y lejanos ante las enormes dificultades que supone la formación de esa sociedad mejor en el mundo conocido, superpoblado y con exceso de prejuicios, intereses egoístas, malas voluntades, inercias y posiciones reaccionarias. Esto también ocurre en Tierra contrafuturo, pues, cuando una de las grandes propuestas de Sami fracasa, algunos grupos humanos, fundamentalmente indígenas de América, optan por largarse a otro  planeta donde se les permita empezar sin necesidad de enfrentarse de continuo a las fuerzas y poderes establecidos. Parece, pues, que una utopía global resulta muy difícil, que hay que optar por el exilio en  grupos de tamaño reducido. Después, como muestra Robinson, según aumenta el número de habitantes del mundo nuevo, resurgen los conflictos de siempre y hay que volver a empezar, irse una vez más por otros caminos.

Esta trilogía es una obra magna en  muchos sentidos, empezando por su larguísima extensión. Nos cuenta, con todo lujo de detalles, la terraformación del planeta rojo, no deseada, por cierto,  por todos los colonos que llegan allí, lo cual supondrá uno de los primeros conflictos. Robinson  escribe una auténtica enciclopedia de la colonización de Marte, desde la biología, la geología, la orografía, la meteorología, la botánica, la química, la física o la ingeniería. Asimismo,  en los libros se dedican muchas páginas a la parte política y social. El autor evidencia los conflictos que existirían entre distintas facciones políticas a la hora de construir esa nueva sociedad. Su utopía es pacifista, igualitaria, posfeminista y muy verosímil,  ya que no excluye los enfrentamientos personales, grupales e ideológicos. Aborda los temas de la inmigración desde una Tierra superpoblada y abatida por las consecuencias de la crisis climática; de la multiculturalidad; del avance en la exploración del resto del Sistema solar; y del aumento transhumanista de la longevidad para determinadas personas o clases sociales, con la injusticia que supone, y  con los nuevos problemas que trae, como los desajustes de la memoria.

Ahora bien, en Tierra contrafuturo estamos ante un planteamiento posmoderno, que no se encuentra en Le Guin y apenas en Robinson. En esta novela de 2021, las facciones partidistas se han convertido en macrotendencias de opinión, casi siempre manipuladas. Aunque los grandes poderes económicos y políticos se mantienen y actúan, la gente común participa también en la revolución o en la involución, y lo hace a nivel global, de un modo muy similar al que se da ahora en las redes sociales. Y su capacidad de presión es extraordinaria. De la novela de Barragán salimos con poca esperanza en el ser humano, aunque no cierre todas las puertas por completo.

Tierra contrafuturo refleja el mundo que conocemos, que ya no es el de Le Guin, ni siquiera el de Robinson, tan veloces son los cambios, pese a que haya comportamientos, deseos y pecados humanos que siguen ahí. Por tanto, la utopía imaginada varía con el paso del tiempo y según la época en que se escribe. Tenemos también Newropía (2020), de Sofía Rhei, igualmente posmoderna, donde, con mucho humor y también con bastante lucidez, se nos plantea la posibilidad de un mundo con numerosas utopías a la carta, para que cada cual pueda elegir la que más le interesa y cuyos valores comparte.

En todo caso,  estas utopías demuestran lo que ya evidenció Ursula K. Le Guin: no hay una utopía perfecta y acabada, pues, de serlo, se trataría de un espacio celestial, muerto. La felicidad absoluta nos conduciría, paradójicamente, a morir por desidia e inanición, como bien muestra Barragán. Se puede y debe aspirar a lo mejor y no dejarse llevar, como ha ocurrido durante los últimos años, por la inercia distópica, pero ¿creer en la perfección de una sociedad? ¿Quién determinaría que el proceso está acabado y no necesita ya cambio alguno? Y si alguien, o un grupo de individuos, lo determina así, ¿qué pasaría con los disidentes a su dictamen?

 

7 de septiembre de 2023

"ANSIBLES, PERFILADORES Y OTRAS MÁQUINAS DE INGENIO" DE ANDREA CHAPELA

ANDREA CHAPELA

Ansibles, perfiladores y otras máquinas de ingenio

Ciudad de México, Almadía, 2020.

213 págs.

Tal como se indica en las primeras páginas, este libro de relatos de Andrea Chapela (Ciudad de México, 1990) fue escrito con el apoyo de la beca “Jóvenes Creadores” de FONCA en 2016─2017. En 2018 ganó el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen.

La autora estudió química en la UNAM y maestría en escritura creativa en la universidad de Iowa (Estados Unidos). 

En las diez narraciones que componen esta obra, de título un poco extraño, pero muy sugestivo, Andrea Chapela especula, como lo hace la buena ciencia ficción, sobre las repercusiones del desarrollo tecnológico en la psicología, la conducta y las relaciones humanas. Consigue mostrarnos posibilidades muy interesantes. Y también peligros que se deben tener en cuenta; hace esto último sin caer en lo tópico o lo distópico. La distopía siempre conlleva una exageración, una hipérbole. Chapela maneja con bastante habilidad algunos planteamientos muy debatidos y algunas amenazas sobre las que ya nos han alertado, como el aislamiento que puede provocar el uso obsesivo de la tecnología o como los graves riesgos de que el interior de nuestra mente quede al descubierto para otras personas o instituciones (gobierno, policía, empresas). Es el modo reflexivo, sereno y profundo de Chapela el que ofrece la diferencia con los gritos estrepitosos y el maniqueísmo tan frecuentes al tratar estas cuestiones. Además, la autora escribe muy bien, sabe dosificar la información y se percibe con claridad que ha trabajado mucho los relatos.

Estamos ante historias transhumanistas que presentan la mejora del cuerpo humano a través de la tecnología, ya sea con implantes o con dispositivos externos. Y si no se da siempre esa mejora, desde luego sí una ampliación de nuestras capacidades. No obstante, el libro sigue siendo muy humanista, pues, como ya he dicho, centra su preocupación en las consecuencias de los avances tecnológicos en las personas. El poshumanismo sería otra cosa, un paso más allá en que los humanos dejáramos de mantenernos como el centro de todas las cuestiones.

─En «99%», narración en primera persona que da inicio a la obra, la protagonista acaba de romper con su pareja, Carlos, quien se ha ido a trabajar a Japón. El dispositivo de ampliación de la realidad que ella usa tiene un fallo que le hace percibir el mundo con cierta distorsión.

¿Hemos previsto que esto va a ocurrir, que, al convertirnos en cíborgs todavía más que ahora, nuestros implantes pueden fallar igual que lo hace una aplicación del móvil? ¿Y qué consecuencias tendrían esos fallos?

─En «Ahora lo sientes», Rivera se dedica a cambiar los recuerdos de las personas que han sido acusadas de un delito. Es el único modo de eludir el escrutinio policial que también se adentra en la mente de los investigados. Logra que una persona llegue a creer que no ha tenido intencionalidad alguna. En este caso, se trata de un joven, Gabriel, al que se le atribuye haber difundido vídeos sexuales de su pareja como forma de humillación virtual. Rivera es contratada por el padre de Gabriel. Sin embargo, esta intromisión en la mente puede tener efectos secundarios no deseados.

─«Calculando, recalculando» es un cuento muy divertido en que se nos muestra un programa que analiza al detalle las probabilidades de éxito en una relación, por ejemplo sentimental.

─«Como quien oye llover» se aleja de lo tecnológico para llevarnos a un tiempo en que, como consecuencia del cambio climático, Ciudad de México ha quedado inundada por un diluvio y se ha convertido de nuevo en un enorme lago. Los habitantes de la urbe han tenido que abandonarla, pero, poco a poco, vuelven a sus orillas y navegan por esa extensión de agua en la que sobresalen los edificios más altos. Dos muchachas jóvenes se dirigen al corazón del lago mientras inician una relación amorosa que quedará truncada cuando una de ellas se marche del país. Se trata de un cuento de una enorme belleza y muy conmovedor.

─De nuevo son dos jóvenes las protagonistas en el siguiente relato, «Perfilada». Viven juntas en un futuro en que se puede compartir el perfil personal, la vida y la memoria, al igual que se hace ahora en las redes sociales, pero de un modo más intenso y amplio. Ocurre, eso sí, que esa conexión e interacción completas empiezan a estar en desuso, pues se han dado casos de robo de perfiles personales y desdoblamientos muy peligrosos. Se trata de una intensificación de situaciones que ya vivimos, desarrolladas en circunstancias muy cotidianas, lo que otorga una mayor verosimilitud y realismo.

─El ansible es un dispositivo inventado por Ursula K. Le Guin en su novela Los desposeídos, de 1974. Serviría para comunicarse instantáneamente a través del espacio sideral, sin demoras temporales. Ha tenido tanto éxito, incluso fuera de la literatura, que, de existir finalmente un artilugio con el mismo fin, debería llamarse con ese nombre. La narración, «El colapso de estados superpuestos», está protagonizada por una exploradora e investigadora espacial que realiza un trabajo de campo muy sistemático, duro y solitario. Mientras viaja, le aplican la criogenización. Periódicamente, se comunica con el planetario Kon, su anclaje y confidente. Pero ambos van descubriendo las dificultades de mantener ese vínculo tan necesario para la estabilidad psíquica de la científica, ya que el tiempo no pasa de la misma manera para los dos: él envejece, mientras que ella se mantiene más joven. Y comprenden que algún día ese transcurrir diferente romperá por completo su conexión. El relato refleja también hasta qué punto la soledad en el espacio puede hacer que zozobre la cordura de cualquiera.

─El cuento siguiente es «El último día de mercado». Se centra en la amistad de dos muchachas: una pertenece a una familia adinerada y la otra es la hija de la cocinera. Ambas escapan de la enorme casa donde habitan, tecnificada por completo y en la que ellas mismas son vigiladas de manera permanente, se supone que por seguridad, a través de implantes. Hay un modo, ilegal, de desconectar por un tiempo esos mecanismos de control. Es lo que pretende Luisa, la joven de clase alta, con la ayuda de Tina, la otra chica, quien conoce el mundo más allá de su vivienda fortificada. Un mundo que a Luisa le parecerá una terrible distopía.

─Lo que se nos plantea «En el pensamiento» es un juego especulativo acerca de uno de los deseos de ciertas personas respecto de sus parejas: conocer incluso lo que piensan. Así, en esta narración, él quiere realizarlo y le parece maravilloso y ella, que ya ha tenido una experiencia previa con una hermana, se niega. Ello supondrá un grave conflicto entre ambos. El hombre tomará la negativa de ella como una falta de confianza y compromiso, en tanto que la mujer recela de los peligros que conllevaría tal intromisión en la intimidad de cada cual.

─Las dos últimas historias se adentran todavía más en lo transhumano: “La persona que busca no está disponible” nos habla de un futuro donde se puede mantener la salud y la longevidad gracias a avances médicos que permiten la sustitución de órganos dañados y retrasan el envejecimiento. La pregunta es si no habría una vejez psicológica que, quizás, dificultara seriamente disfrutar de una vida tan larga. Y para terminar tenemos «En proceso», cuya protagonista (la propia autora convertida en personaje literario, un guiño a los lectores) va a resucitar por segunda vez. ¿Qué supondría esa posibilidad, tener clones que nos permitan volver a la vida si hemos fallecido prematuramente? ¿Cómo afectaría a nuestras relaciones familiares y de pareja?


13 de junio de 2023

PRESENTACIÓN DE "MÁS ALLÁ DE CONCORDIA" DE LOLA ROBLES

 Presentación de la novela "Más allá de Concordia", de Lola Robles el jueves 22 de junio a las 18:30h en Mujeres y Compañía La Librería, calle Ercilla 32.

Con Cristina Jurado (online) y Loli Molina Muñoz.


Concordia, un mundo pacífico, desarrollado y casi utópico, ha concedido el asilo a tres habitantes del planeta Mirguissa. Mientras espera en el espaciopuerto de su ciudad, el concordiano Einer recuerda la primera vez que contactó con los tres mirguissianos que van a aterrizar. Einer y su compañera Odri fueron exploradores antropólogos en aquel planeta de montañas agrestes, donde conocieron el rito de las vergines, muchachas vírgenes que deciden o se ven obligadas a convertirse en hombres y son reconocidas como tales. Ese rito ha afectado directamente a los viajeros que llegan.

 

Los tres asilados, Irina, Ismail y Kadar, tratarán de adaptarse a una sociedad muy diferente a aquella de la que proceden. Tampoco será fácil para Mercurio, la persona que los aloja, pues no admite sus costumbres y tradiciones, que considera arcaicas y sexistas. Por su parte, Einer intenta ayudar a Odri, aquejada de una profunda melancolía desde su estancia en Funchal, un mundo donde se desarrolla una cruenta guerra civil. Odri y los tres mirguissianos, a partir cada cual de su propia experiencia, van descubriendo que Concordia no es una sociedad tan ideal como se cree, sino que se aísla y se protege de realidades no deseadas. La escritora Lola Robles nos plantea una utopía feminista y queer que no aspira a alcanzar la perfección, sino a asumir sus errores y transformarlos.


22 de marzo de 2023

"JAURÍA" DE MAIELIS GONZÁLEZ

 

Jauría

Maielis González

Montevideo, Uruguay, Mig21 Editora, 2022.

Prólogo de Elaine Vilar Madruga.

El libro puede descargarse aquí: https://mig21editora.wordpress.com/2022/07/24/jauria/

 

Para quien quiera conocer la narrativa que están escribiendo una serie de autoras de América Latina, las cuales no tienen miedo de hibridar ciencia ficción, realismo mágico y terror (realista y no realista), y que nos ofrecen una calidad literaria más que notable, le recomiendo este libro de relatos. Maielis González (La Habana, Cuba, 1989) es escritora, investigadora y divulgadora literaria; actualmente reside en Madrid y hace una importante labor para la difusión de obras de autoras y autores latinoamericanos que no siempre conocemos bien aquí. He asistido a varios de sus talleres de lectura y los recomiendo también.

Jauría contiene ocho narraciones de diferente extensión. Como ya he dicho antes hay ciencia ficción, hay elementos de realismo mágico, y casi siempre unos y otros se mezclan con el terror. Pero este último ingrediente, no solo proviene de lo sobrenatural: la evidencia de una realidad durísima, a veces atroz, se nos impone y nos deja claro que resulta mucho peor que los acontecimientos que consideramos fantásticos. Quizás esta sea una de las características más destacables de la narrativa de las autoras latinoamericanas que estamos leyendo en España. La originalidad de su terror radica en que muestra el mundo en el que viven o que han conocido, y eso las aleja de los estereotipos de un género literario donde nos encontramos muchas veces lo consabido y lo esperable, quizás porque no se basa en la propia experiencia, sino en imaginarios tradicionales de la literatura y el cine.

 

El libro recopila textos ya publicados por la autora en diferentes momentos y lugares (antologías, páginas web, revistas). “Los días de la histeria”, es un relato de ciencia ficción: aborda los peligros derivados de la tecnología, en concreto de las inteligencias artificiales, en el marco de regímenes donde impera el autoritarismo y la delación, que derivan en paranoia colectiva. Se trata de un tema abordado muchas veces en este género; la singularidad que nos transmite esta historia se debe a que percibimos, tal como ya he señalado, que no es un mero cliché literario, sino que parte de una situación que se ha vivido. También

“Seudo” se inscribe en la ciencia ficción. Yo ya había leído el cuento en la segunda antología de escritoras en español Alucinadas (Palabaristas, 2016). De “Seudo” quiero destacar la imaginería visual utilizada por Maielis para simbolizar la separación de clases sociales en una sociedad fuertemente estratificada: a través de la omnipresencia de un edificio, una torre hiperbólica, cuya realidad y uso producen una honda angustia y claustrofobia. Aunque, repito, no resulta difícil vincular los motivos creados por la autora con la sociedad de la que proviene, sus fábulas adquieren también un valor universal, gracias a haber elegido la escritura de ciencia ficción.

“Jauría” pertenece al mismo ámbito ficcional que otra novela de Maielis muy destacable, De rebaños o de pastores (Cazador de ratas, 2020). Ambas historias, cuento y novela breve, están protagonizadas por unas criaturas híbridas entre perro pastor alemán y ser humano, los herder.

En “Alumbra” y “Ponzoñas” el terror se vuelve aún más descarnado y más realista. “Alumbra” trata, además, el tema de la gestación subrogada y reflexiona sobre la maternidad y paternidad, y las ataduras a las que muchas mujeres están sometidas, aún hoy, en el ámbito de la reproducción humana. La propuesta final es muy impactante por lo inesperada: ¿hasta qué punto determinadas situaciones que, en principio, pueden parecer terribles, no tienen también la posibilidad de convertirse en un camino a la libertad?

“Ponzoña”, con elementos de realismo mágico, nos habla de abuso y violencia sexual, pero de nuevo deja una puerta abierta a la esperanza.

La reiteración de la presencia del cuerpo, de la carne, en especial la de las mujeres, reaparece en “Ángeles caídos”, una curiosa historia que me ha recordado a “El infierno es la ausencia de Dios” de Ted Chiang, donde los ángeles saltan la frontera de lo sobrenatural.

Por último, solo mencionar “Ni vivos ni muertos” que nos permite un respiro gracias al humor, e “Isla”, una narración hermosa a pesar de llevarnos de nuevo al marco del totalitarismo y la violencia política. Imaginen mares radiactivos que impiden salir de una isla y la posibilidad de que lo que creemos real sea simulado, del mismo modo que la ficción puede transustanciar la realidad de manera simbólica o metafórica.

7 de marzo de 2023

"MUJER AL BORDE DEL TIEMPO" DE MARGE PIERCY

 Marge Piercy

Mujer al borde del tiempo

Bilbao, consonni, 2020

(Woman on the Edge of Time, 1976)

Traducción de Helen Torres, corrección de Arrate Hidalgo y Miguel Alpuente, asesoramiento colectivo de Hedda Katarina Olsson y Arrate Hidalgo.

512 páginas.

 Termino de leer esta extensa novela de Marge Piercy (Detroit, Michigan, 1936), libro del que había oído hablar mucho, pero que no tenía traducción en España hasta esta edición de Consonni. La traductora ha sido Helen Torres, con la colaboración de Arrate Hidalgo, Miguel Alpuente y Hedda Katarina Olsson. No me extraña la necesidad de varias personas para abordar ese trabajo, porque los experimentos lingüísticos de Piercy, que intentan reflejar la lengua de la sociedad utópica que crea, resultan muy notables. Un conjunto de neologismos y apócopes digno de un análisis mucho mayor. Además, la traductora y colaboradores han tenido el acierto de utilizar un castellano con expresiones latinas, como correspondería a la protagonista chicana. Una apuesta decolonial que subvierte la idea, cada vez más minoritaria, de que solo el castellano de Castilla es el neutro.

Mujer al borde del tiempo está protagonizada por Connie (Consuelo) Camacho Ramos, mujer chicana nacida en Texas y residente en los Estados Unidos, en la zona de Nueva York. A sus treinta y cinco años, Connie va a terminar ingresada en una institución psiquiátrica (donde no es la primera vez que la recluyen) por golpear a la pareja de su sobrina Dolly (Dolores), que es también su proxeneta, aparte de un maltratador. Connie solo ha tratado de defender a Dolly de una agresión. Pero, ya antes, ella misma perdió la custodia de su hija, Angelina, una niña pequeña, por haberla maltratado físicamente, lo que la llevó al ingreso psiquiátrico. Connie se arrepiente de haber pegado a la niña: fueron sus circunstancias de precariedad económica y malestar psicológico las que la empujaron a ese acto. A partir del nuevo encierro, va a recorrer varios sanatorios y se verá envuelta en una espiral de violencia institucional de la que tratará de huir. Sin embargo, acabará convirtiéndose en paciente obligada de un experimento: el implante de electrodos en su cerebro para controlar su agresividad. El panorama que la autora nos presenta sobre los tratamientos psiquiátricos que se aplicaban en la época y el trato degradante que se daba a los pacientes en los centros, que son prácticamente de reclusión, es aterrador. Los experimentos no consentidos, los electrochoques, las extirpaciones de parte del cerebro y las medicaciones abusivas dejan a las personas casi sin voluntad. En ese sentido, la novela puede considerarse de un realismo feroz y en absoluto sensacionalista, tanto que se acerca al peor terror que hay, el que se da en nuestro mundo y no tiene nada de sobrenatural, sino de cotidiano y aceptado por casi todos.

A pesar de su encierro, de su impotencia y de las circunstancias que la han acompañado durante toda su vida (precariedad laboral, racismo, desapego familiar por parte de su hermano y abandono por alguna de sus parejas, aunque con otras ha tenido una relación más positiva), Connie encuentra una esperanza y un camino a la salvación por completo inesperados: se convierte en una viajera del tiempo, tras contactar con una persona del futuro, Luciente, que la visita durante su estancia en el psiquiátrico. En momentos en que está a solas o por la noche, la mujer chicana se ve trasladada, gracias a la ayuda de Luciente, a una sociedad futura muy distinta a la que conoce: se trata de Mattapoisett. Mattapoisett es una utopía feminista, ecologista e igualitaria, sin clases sociales ni racismo. No conoceremos un mundo perfecto, sino en construcción. Sus habitantes viven en contacto con la naturaleza, trabajan mucho y llevan una existencia bastante austera. Se preocupan por establecer vínculos personales sin maltrato ni violencia, a pesar de que tengan conflictos. No hay autoridad ni poder, ni parece existir Estado. Se organizan en enclaves autónomos. La crianza de niñas y niños se hace en común y no está dictada por vínculos genéticos. De hecho, se puede ser madre sin ese vínculo con la criatura. Gestación y nacimiento se realizan mediante ectogénesis. La monogamia no es la norma común. Luciente y sus camaradas del enclave enseñarán a Connie cómo funciona su mundo y tratarán de ayudarla a escapar de su reclusión.

Estamos ante una novela de ciencia ficción especulativa y futurista, y ante una utopía igual a otras que se han inventado desde el feminismo. Mujer al borde del tiempo se inscribe en una tradición que viene de muy lejos, desde La ciudad de las damas (1405) de Christine de Pizan hasta Herland (1915) de Charlotte Perkins Gilman y, más próximas a la primera edición del libro de Piercy, El hombre hembra (1975) de Joanna Russ y Houston, Houston, ¿me recibe? (1976) de James Tiptree, Jr.-Alice B. Sheldon. En el caso de la obra de Piercy, no nos encontramos ante una sociedad formada únicamente por mujeres, pero sí ante una utopía en que nuestra situación y liberación tienen una importancia fundamental: elementos que se suelen echar de menos en bastantes utopías clásicas. Por supuesto, hay que mencionar también Los desposeídos (1974) de Ursula K. Le Guin, aunque las diferencias entre esta novela y la de Piercy son muy notables. A mí, Mujer al borde del tiempo me recuerda mucho más, por su crudeza y su rabia, a Joanna Russ y también a Octavia Butler en Parentesco (Kindred, 1979). La novela de Butler es posterior a la de Piercy, pero el espíritu de su tiempo y las condiciones de vida para las mujeres de la época son muy similares en ambas. Aprovecho para recordar que Octavia Butler también ensaya la distopía versus utopía en su trilogía Xenogénesis (1987─1989), recientemente reeditada en España con el título La estirpe de Lilith.

No voy a desvelar el final de la historia, pero tengo que decir que fue todo un acierto por parte de la autora. Resultaba difícil esperar otra cosa, por mucho que quisiéramos. Y ese final convierte la obra en una propuesta no demasiado original, pero que nos deja sin saber en qué género literario situarla. Para quienes dicen que hablar de géneros no tiene sentido porque son simples etiquetas, le recomiendo que lea este libro y reflexione sobre las distintas formas de mirar el mundo que nos ofrece la literatura realista, lo fantástico o la ciencia ficción.

Una buena apuesta de la editorial Consonni que interesará tanto a las personas amantes de la ciencia ficción feminista, especulativa y social como a las que prefieren el realismo más descarnado, además de a quienes buscan propuestas de utopías igualitarias.