Termino de leer Bomarzo del escritor argentino Manuel
Mujica Lainez, que por circunstancias de la vida no había leído hasta ahora. A
mí me ha encantado y me ha parecido una obra prodigiosa, pero me veo en la
obligación de recomendaros que no la leáis.
En primer lugar, porque
es muy larga y con un estilo magnífico, pero en el que abundan las frases largas
y con muchas oraciones subordinadas. No es que el ritmo sea demasiado lento,
pero sin duda no es vertiginoso. Además, da mucha envidia ese estilo de tanta calidad
y la profundidad psicológica de los personajes. Puede provocar serios ataques de ansiedad por no llegar a ese nivel, y de una envidia no precisamente sana. Acentuaría complejos.
Por otro lado el
protagonista es jorobado y se hace mucha incidencia en esa condición y en su
complejo de inferioridad por ella. Todo ello sin ninguna advertencia previa ni
ninguna intervención del autor cuestionando el modo en que el propio
protagonista se trata a sí mismo, considerándose un monstruo. Resulta muy posible que las personas con esta
circunstancia física se sientan ofendidas y heridas en su sensibilidad, y si
tienen algún trauma, este crezca.
Pero no solo es jorobado
el protagonista, el duque de Bomarzo, sino que comete algunos actos absolutamente
cuestionables, sin que se nos advierta antes tampoco. Desde luego, tiene toques
de machismo y de clasismo. Cierta misoginia es más que evidente, pero claro, se compensa con la exaltación de los efebos y sus cuerpos gloriosos. No juzgo, advierto.
No sé qué más decir
para convenceros de que no leáis Bomarzo,
pese a su indudable calidad y lo mucho que podríais disfrutar y aprender con
ella. Digamos que presenta personajes complejos, de los que no acabamos de
saber si son buenos o malos. El autor no pone en entredicho jamás la clase
social de sus personajes. Se deleita escribiendo, se nota un montón.
Aparece de pronto una serpiente, UNA SERPIENTE Y NADIE ME AVISÓ (les tengo fobia y me dan palpitaciones con solo nombrarlas).
En fin, lo dejo aquí.
Yo creo que ya he dicho suficiente. Como me ha dicho mi buen amigo Joan Antoni Fernández, estamos ante un licor fuerte y exquisito, si te lo bebes como si fuera una caña, te puedes marear.