Comentaré brevemente este relato largo incluido en el libro Historias de hadas para adultos, publicado por primera vez en Cuba en 1986 y reeditado en España en 2007 por la editorial Minotauro.
Se trata de una historia de ciencia ficción que parte de motivos muy clásicos en el género: nos encontramos ante unos colonos espaciales que han naufragado en un planeta gélido, Garnys, y perdidos allí varios años, en completo aislamiento, en un mundo que creen deshabitado, esperan, cada vez con menos fe, un posible rescate. La particularidad en esta narración es que esos colonos supervivientes son una mujer y madre, Niza, y su hijo de 10 años, Tomy; el padre del niño y compañero de la madre, Lulio, ha desaparecido en las lejanas Montañas Plateadas hace dos años, al buscar combustible para su nave, en un intento de salir de Garnys.
La elección de estos personajes madre-hijo resulta muy interesante, por lo poco habitual que es en las historias de ciencia ficción. Bien es cierto que ambos aparecen con algunos rasgos estereotipados (Niza por ejemplo prácticamente obliga a Lulio a ir a buscar combustible, con una actitud quejosa y la convicción de que es él, el hombre, quien tiene que resolver la situación aun arriesgando la vida), pero hay que tener en cuenta que se trata de una narración de juventud de la autora, la cual sin embargo siempre elegirá a lo largo de toda su obra protagonistas femeninas muy activas e independientes: de hecho, también Niza lo es. Creo que sobre todo, a través de estos personajes madre-hijo, Chaviano intenta plantear, además de un inevitable conflicto generacional –Tomy está por añadidura muy cerca de la adolescencia– un enfrentamiento entre la edad adulta, con lo que ésta tiene de realismo a ultranza, y de haber perdido la capacidad de creer en la imaginación, la fantasía–, y la infancia en la que los humanos estamos más abiertos a esos otros ámbitos de realidad que no son estrictamente racionales, e incluso podríamos desarrollar poderes como la telepatía, la telequinesia, etc.
Las hadas por las que tanto se pregunta Tomy y que cree existen en Garnys son fundamentalmente un símbolo de la existencia de algo más allá de lo que vemos, creemos y comprobamos empíricamente: una apuesta por la ilusión, los deseos, la esperanza, como motores de cambio de la realidad, y por la imaginación frente a la racionalidad más estricta. De ahí la inclusión de fragmentos de Peter Pan en el relato. Ello no quiere decir, creo y espero, que las personas adultas estemos negadas por completo para la fe en la imaginación: es una capacidad que, pese a haber abandonado la infancia, puede mantenerse o recuperarse como le ocurrirá a Niza, y que seres de otros mundos, como los habitantes de Garnys, sí poseen.
“Un hada en el umbral de la Tierra” contiene temas, motivos y técnicas literarias que se repetirán en la obra de Chaviano. A destacar la excelente escritura de la autora, con un lirismo de una gran delicadeza (siempre me sugiere una resonancia oriental), su oficio para trabajar técnicamente las narraciones –aquí es muy sugerente el uso de varios tipos de letra según hablan o piensan los distintos personajes–, y el engarce de secuencias y focalizaciones narrativas; también es un acierto en mi opinión el dejar elementos de la historia sin explicar, para que quienes leemos hagamos nuestra propia interpretación, a diferencia de esos relatos donde se nos explica todo de principio a fin.
Aun siendo una pura fábula de ciencia ficción, hay elementos del fantástico y también de terror, con un buen manejo de la intriga y la tensión –y, ojo!: Lulio es al fin y al cabo un revenant, alguien que regresa de la muerte, un fantasma.
Recomiendo otros dos libros de Daína Chaviano: País de dragones, literatura juvenil pero que también pueden leer perfectamente las personas adultas, igual que el relato que estoy comentando, y aprovecho para añadir que “Un hada…” es una historia de formación y aprendizaje, de la cual niños y adolescentes pueden extraer un contenido muy válido.
Recomiendo asimismo la novela de Chaviano Fábulas de una abuela extraterrestre, dentro del género de ciencia ficción-fantástico.
Y fuera de este género, aunque con importantes elementos de realismo mágico, una novela que pertenece a la serie “La Habana oculta”: El hombre, la hembra y el hambre. Una crónica de Cuba que podría enseñarnos mucho a las gentes de izquierda de España, sobre todo a aquellos que aun mantienen una idealización cada vez más caducada sobre aquel país. La literatura enseña, pero sólo si las personas estamos abiertas a aprender y no a mantenernos en nuestras creencias rígidas.
Lola Robles, mayo 2008.
Se trata de una historia de ciencia ficción que parte de motivos muy clásicos en el género: nos encontramos ante unos colonos espaciales que han naufragado en un planeta gélido, Garnys, y perdidos allí varios años, en completo aislamiento, en un mundo que creen deshabitado, esperan, cada vez con menos fe, un posible rescate. La particularidad en esta narración es que esos colonos supervivientes son una mujer y madre, Niza, y su hijo de 10 años, Tomy; el padre del niño y compañero de la madre, Lulio, ha desaparecido en las lejanas Montañas Plateadas hace dos años, al buscar combustible para su nave, en un intento de salir de Garnys.
La elección de estos personajes madre-hijo resulta muy interesante, por lo poco habitual que es en las historias de ciencia ficción. Bien es cierto que ambos aparecen con algunos rasgos estereotipados (Niza por ejemplo prácticamente obliga a Lulio a ir a buscar combustible, con una actitud quejosa y la convicción de que es él, el hombre, quien tiene que resolver la situación aun arriesgando la vida), pero hay que tener en cuenta que se trata de una narración de juventud de la autora, la cual sin embargo siempre elegirá a lo largo de toda su obra protagonistas femeninas muy activas e independientes: de hecho, también Niza lo es. Creo que sobre todo, a través de estos personajes madre-hijo, Chaviano intenta plantear, además de un inevitable conflicto generacional –Tomy está por añadidura muy cerca de la adolescencia– un enfrentamiento entre la edad adulta, con lo que ésta tiene de realismo a ultranza, y de haber perdido la capacidad de creer en la imaginación, la fantasía–, y la infancia en la que los humanos estamos más abiertos a esos otros ámbitos de realidad que no son estrictamente racionales, e incluso podríamos desarrollar poderes como la telepatía, la telequinesia, etc.
Las hadas por las que tanto se pregunta Tomy y que cree existen en Garnys son fundamentalmente un símbolo de la existencia de algo más allá de lo que vemos, creemos y comprobamos empíricamente: una apuesta por la ilusión, los deseos, la esperanza, como motores de cambio de la realidad, y por la imaginación frente a la racionalidad más estricta. De ahí la inclusión de fragmentos de Peter Pan en el relato. Ello no quiere decir, creo y espero, que las personas adultas estemos negadas por completo para la fe en la imaginación: es una capacidad que, pese a haber abandonado la infancia, puede mantenerse o recuperarse como le ocurrirá a Niza, y que seres de otros mundos, como los habitantes de Garnys, sí poseen.
“Un hada en el umbral de la Tierra” contiene temas, motivos y técnicas literarias que se repetirán en la obra de Chaviano. A destacar la excelente escritura de la autora, con un lirismo de una gran delicadeza (siempre me sugiere una resonancia oriental), su oficio para trabajar técnicamente las narraciones –aquí es muy sugerente el uso de varios tipos de letra según hablan o piensan los distintos personajes–, y el engarce de secuencias y focalizaciones narrativas; también es un acierto en mi opinión el dejar elementos de la historia sin explicar, para que quienes leemos hagamos nuestra propia interpretación, a diferencia de esos relatos donde se nos explica todo de principio a fin.
Aun siendo una pura fábula de ciencia ficción, hay elementos del fantástico y también de terror, con un buen manejo de la intriga y la tensión –y, ojo!: Lulio es al fin y al cabo un revenant, alguien que regresa de la muerte, un fantasma.
Recomiendo otros dos libros de Daína Chaviano: País de dragones, literatura juvenil pero que también pueden leer perfectamente las personas adultas, igual que el relato que estoy comentando, y aprovecho para añadir que “Un hada…” es una historia de formación y aprendizaje, de la cual niños y adolescentes pueden extraer un contenido muy válido.
Recomiendo asimismo la novela de Chaviano Fábulas de una abuela extraterrestre, dentro del género de ciencia ficción-fantástico.
Y fuera de este género, aunque con importantes elementos de realismo mágico, una novela que pertenece a la serie “La Habana oculta”: El hombre, la hembra y el hambre. Una crónica de Cuba que podría enseñarnos mucho a las gentes de izquierda de España, sobre todo a aquellos que aun mantienen una idealización cada vez más caducada sobre aquel país. La literatura enseña, pero sólo si las personas estamos abiertas a aprender y no a mantenernos en nuestras creencias rígidas.
Lola Robles, mayo 2008.
Puedes consultar la bibliografía de esta autora en Bibliografía de escritoras fantásticas: Autoras (C). Y mucha más información sobre su obra en su sitio web: Daína Chaviano.