Recreación del tema de la Bella y la Bestia; como suele ocurrir en Pedraza, el mito se subvierte y se cuestiona, los símbolos son polisémicos y se llevan más allá del primer significado conocido por todos.
Aquí la Bella es Jana, asesora del Ayuntamiento de una ciudad española, uno de cuyos trabajos consiste en escribirle los discursos a la alcaldesa. Jana es joven, atractiva, un tanto ingenua y despistada (ese despiste suyo será decisivo al término de la novela, final por cierto de los mejores de la autora); puede caer bien, Jana, aunque ya en principio su comportamiento con sus mascotas deja un indudable regusto de mal rollo: demasiada rapidez en quitarse los problemas de en medio. Por otra parte la figura de la protagonista se contrapone a una voz narrativa en 3ª persona mucho más poderosa y fuerte que ella. Esta voz omnisciente (todo lo omnisciente que un narrador puede jugar a ser en el siglo XX) nos describe al grupo de políticos que rodean a Jana, en época de elecciones, con una mordacidad que hace las delicias de cualquiera.
La Bestia es Urso Pánik, un lituano grande, tosco y estrafalario, criatura de la que se nos hace sospechar que es un híbrido monstruoso. Híbridos, mestizos, ciborgs: seres tan fascinantes para la literatura y el cine como atormentados por su dualidad. Pero en todo ser humano hay una parte de animalidad, de máquina, de mezcla de razas o especies, y también hay algo de monstruo. Es eso lo que tienta a Jana.
Piel de sátiro es una gran novela, pues aun sin tantos elementos fantásticos como otras de la autora, los que presenta dan mucho juego. Cómo no pensar por ejemplo que el mundo de la política, medios de comunicación o incluso literario, retratados en la narración, son un zoológico paralelo a la Casa de Fieras que dirige el muy cinematográfico doctor Falomir.
Y en cuanto a las vicisitudes amorosas de Jana, por un lado sería un buen objeto de debate moral (preguntas que casi siempre suscitan de un modo u otro los textos de la escritora) si a esta mujer le falta heroicidad para ser la Bella del mito, si es mediocre, egoísta e incapaz de amar y salvar a Pànik, como le reprocha Falomir: ¿quién sería entonces realmente la Bestia?. O si hacerse cargo de otro ser e intentar redimirle no se convierte en una tarea demasiado ardua, ¿y sería posible realmente?