Alicia Sánchez
Miss Quimera
Málaga,
El Transbordador, 2024
184
páginas
Las
protagonistas son dos hermanas mellizas, Melodía y Armonía, que junto a su
madre se deciden a veranear en este supuestamente idílico espacio. Allí, por
supuesto, entablan relaciones con otros turistas. Ya se sabe lo que pasa en las
vacaciones de verano: surgen las amistades, los amoríos, las aventuras y los
proyectos estupendos, por ejemplo participar en un concurso de belleza para
elegir a Miss Quimera. Los amores, en este mundo en el que nos hemos sumergido,
no son exactamente como en el nuestro, pero eso resulta muy interesante. Al
principio de esta historia, se diría incluso que estamos ante una narración de cozy fantasy, agradable y encantadora
como los personajes, aunque alguno de ellos pueda resultar un poco irritante, por
ejemplo la madre de Armonía y Melodía, pero es que no deja de cumplir su papel
maternal. Llama la atención esto, porque Alicia Sánchez ha escrito sobre todo
terror. Y Quimera del Mar está llena de color y simpatía, despierta sonrisas.
Nos damos cuenta de que no es exactamente nuestro universo y de que hay algo de
surreal. Por momentos, me recordó La
espuma de los días de Boris Vian y admiré la imaginación de la autora al
inventar los elementos de la ficción o incluso los nombres paródicos. Hay
reminiscencias de la cultura pop, de la publicidad y de muchas obras
audiovisuales, comedias y películas de ciencia ficción estadounidenses, aunque
también aparecen connotaciones muy hispánicas.
Pero
no hay que fiarse. La felicidad nunca es completa. Hay conflictos entre las dos
hermanas y con su madre, hay amores contrariados y las dos mellizas se
interesan por la misma persona. Además, extrañas desapariciones, empiezan a
perturbar la tranquilidad veraniega.
Y
eso no es todo. Se prepara ni más ni menos que una invasión alienígena de
saturninos verdes, una de las extraterrestres en busca de una vida mejor nos va
haciendo una crónica de su viaje hacia la Tierra. Se parecen mucho, estos
alienígenas, a los de los cómics y dibujos animados, pero se muestran muy
maduros y se comprende su necesidad de emigrar. Poco a poco, lo que parecía una
narración de fantasía o lo maravilloso se va hibridando con la ciencia ficción.
Todos
esos elementos confluyen y se convierten en una amenaza que puede hacer
zozobrar la dicha.
¿Es
sorprendente el final? Cada persona que lea la novela tendrá que juzgarlo.
Al
igual que cuesta terminar las vacaciones y marcharse del sitio donde lo hemos
pasado tan bien, de nuevo hacia casa y hacia la dura realidad, finalizar un
libro como este nos deja un poso de alegría, pero también una dulce tristeza.
Es esa realidad inevitable, inexorable, la que nos sacude. Sin embargo, quizá
hay un resquicio para mantener lo prodigioso a salvo.
La
historia de Sánchez, bien escrita, con una brevedad que la beneficia, no está
exenta tampoco de una aguda crítica y sátira social. Sería una pena que el
público lector se perdiese ese encanto y ese fino humor.