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6 de octubre de 2008

Sobre Angela Carter y La cámara sangrienta


La cámara sangrienta y otros cuentos. Traducción de Matilde Horne. Barcelona, Minotauro, 1991. 192 p.

La escritora británica Angela Carter (1940-1992) publicó en 1979 el libro La cámara sangrienta y otros cuentos (The bloody chamber and other stories), colección que puede inscribirse dentro del género gótico. Las historias del libro son además reescrituras de cuentos de hadas y cuentos tradicionales y folklóricos (fairy tales, folk tales), y en ellos la autora trata de desvelar el contenido latente que hay en esos cuentos de formación para la infancia y juventud. Ese contenido latente consiste en un intento de construcción social, cultural, moral, ideológica, que afecta directamente a las mujeres, sobre todo a la niña y a la muchacha núbil en su transición a la edad adulta y su iniciación a la sexualidad. Lo que se construye así, lo que construye el patriarcado, nos indicará la autora, es la identidad femenina, y Carter, tras deconstruirla precisamente, la reescribe luego y la subvierte en una vuelta de tuerca a cada historia sobre la que se inspira. Sexualidad, desde el erotismo más seductor a la violencia, poder y sumisión, civilización y barbarie, inocencia y perversión, son temas que reaparecen en estas historias de La cámara sangrienta, dentro de esa línea temática principal –la construcción de la identidad femenina de género y sexual– sobre la que he hablado antes.

Merece la pena leer La cámara sangrienta, además de por sus temas, por su lenguaje. La escritura de Carter es muy elaborada, tanto en el contenido (destaca siempre el juego de motivos literarios, la intertextualidad, la polisemia), como en la forma, barroca, densa, impecable: las imágenes, nada convencionales, pueden alcanzar una belleza extrema, impactan por su sensorialidad, hay frases como joyas engarzadas en un fondo de colores intensos. Es cierto que en ocasiones esta autora cuyo mundo ficcional es poco común, una fauna de personajes extravagantes, ha llegado a exasperarme por la complejidad de ciertos textos, por su excesivo simbolismo, sus finales abruptos, desconcertantes o hasta incomprensibles. No es una autora fácil, Angela Carter. Pero recomiendo a cualquiera The bloody chamber and other stories, que no adolece en mi opinión de esas características crípticas que he citado, y cuya lectura provoca un disfrute sincero para quien guste de la literatura, elaborada y preciosista eso sí.

Del libro destacaré el cuento que da título a la colección, “La cámara sangrienta”, basado en la historia de Barba Azul, y que recuerda también a Rebeca, de Daphne Du Maurier y de Hitchcock; la violencia patriarcal es llevada al máximo en esta narración, y se la enfrenta a la inocencia y al deseo de conocimiento de la protagonista, que logra librarse del castigo aplicado a ese afán de saber, gracias a otra mujer, singularidad muy importante de la historia.

La prometida del Tigre” y “El señor León, enamorado”, son dos versiones sobre el tema de la Bella y la Bestia, muy bien escritas. En cuanto a “La dama de la casa del amor”, es una deliciosa recreación de una Bella durmiente vampira, y detrás de esta historia hay otra, la de un mundo antiguo, decadente, el de los vampiros clásicos, que sucumbe ante la realidad arrasadora y mecánica de nuestro –todavía nuestro– siglo XX.

En compañía de lobos” es una reescritura muy sugerente de Caperucita Roja: un cuento divertido, malicioso y subversivo desde un punto de vista feminista. Hay una película, dirigida por Neil Jordan en 1984 (con guión de éste y de la propia Carter): In company of wolves.El Rey Elfo” (The Erl-KIng) me parece un ejemplo excepcional de lo que es la narrativa de la autora británica. Complejo, muy polisémico (pueden extraerse varias interpretaciones del argumento), cada palabra, cada frase del relato parece estar medida y cuidadosamente trabajada; los motivos temáticos, las imágenes, pulidas e incrustadas como por un orfebre; ninguna carece de significado, aunque no logremos descifrar todos. El relato atrapa, como el bosque descrito en él encierra a la joven protagonista, la engulle (“Una vez dentro, allí habrás de quedarte, hasta que él te permita volver a salir, pues no hallarás hito alguno que pueda orientarte hacia un camino seguro” … “Los árboles se mecen con un rumor semejante al de las faldas de tafetán de las mujeres que se han extraviado en la espesura y merodean desesperanzadas en busca de una salida.”). También, en ocasiones, engulle el amor, consume e incluso aniquila, destruye sobre todo cuando el deseo explota, salvaje, incontrolable, tan fuerte como el temor a la pérdida de la identidad al caer en brazos del amante (“El Rey Elfo te causará un daño irreparable”, intuye y se dice a sí misma la muchacha núbil, que sin embargo va hacia él por voluntad propia). Carter era feminista y fue considerada “polémica”: sospecho que uno de los motivos puede estar en su insistencia en repetir, en su obra, personajes de mujeres seducidos por varones bárbaros, incivilizados, salvajes y hasta violentos.

Lo femenino y lo masculino, patriarcado y matriarcado; la naturaleza en su ciclo de estaciones y de vida y de muerte, y en su oposición a la cultura, el intelecto, el mundo civilizado, son otros temas que podemos encontrar en el “El Rey Elfo”, cuya lectura yo repetiría una y otra vez, con la misma fascinación.

Lola Robles. Marzo 2007.
Puedes leer también en este mismo blog el comentario sobre: "La pasión de la nueva Eva", de Angela Carter.
Si quieres leer algunos relatos de La cámara sangrienta: RELATOS DE ANGELA CARTER.