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11 de diciembre de 2025

“NOSOTROS, LOS RIVERO” DE DOLORES MEDIO


Dolores Medio

Nosotros, los Rivero

KRK Ediciones, 2024

717 páginas

Dolores Medio nació en Oviedo el 16 de diciembre de 1911 y, curiosamente, murió el mismo día del año, el 16 de diciembre, en 1996 y en la misma ciudad. Estudió Magisterio y fue maestra en el concejo asturiano de Nava; más tarde se trasladó a Madrid, donde ejerció de periodista y continuó en la enseñanza escolar, hasta que, tras la obtención del Premio Nadal en 1952, con Nosotros, los Rivero, se dedicó por completo a la escritura. Se la considera una de las grandes representantes de la literatura realista social española del siglo XX y, durante su vida, recibió importantes premios. Hay una Fundación Dolores Medio, que ella creó en 1981, dedicada al fomento de la literatura. Regresó a Oviedo en 1988 y vivió allí hasta su fallecimiento. Es autora de numerosas obras, entre ellas, Funcionario público (1956), Diario de una maestra (1961) o Celda común (1996).

Termino de leer su novela Nosotros, los Rivero. En el propio manuscrito, al final del mismo, se indica que la fecha de finalización es 1950. La obra ganó el Premio Nadal en 1952. He escuchado la novela en un audiolibro de la ONCE que adapta una edición de Destino de 1958. Lo primero que me sorprendió es que una novela con la temática que esta trata hubiera ganado un premio en los años cincuenta, en pleno franquismo, aunque supuse que galardones como el Nadal podían estar un poco al margen de la censura. Después me he enterado de que el libro sí tuvo problemas serios con los censores, pues bloquearon su salida en un sello editorial en el que iba a aparecer antes de que la autora lo presentase al galardón. Se alegó que la historia criticaba la desigualdad y las injusticias sociales, y la miseria de la vida en España, así como mostraba conflictos familiares y colectivos poco edificantes desde un punto de vista moral. Dolores Medio tuvo que suavizar y modificar algunos pasajes para que la obra viera la luz, lo que hizo voluntariamente, aunque, en caso de negarse, la prohibición habría continuado. En el período de tiempo que duró el proceso de censura y corrección, desapareció la editorial con la que tenía un acuerdo de publicación, de modo que decidió presentarse al Nadal. Ganar el premio no supuso tampoco que la novela ya modificada se editase sin más; por el contrario, según explica la periodista Ángeles Caso, debió hacer nuevas modificaciones para contentar a la censura. Así, durante bastantes años se leyó (y yo he leído también) una versión recortada y con cambios. Hasta 2017 no se pudo recuperar el texto original, en una edición en Libros de la Letra Azul, en la que, aparte de incluir los pasajes omitidos y conservados en el archivo de la censura franquista, se añaden cartas del expediente sobre el libro y explicaciones sobre lo que se borró y los motivos para ello. Esta edición en Libros de la Letra Azul apareció gracias a la periodista y también escritora Ángeles Caso, que se encargó de recobrar el texto original y de elaborar un prólogo para el nuevo libro. Actualmente no se encuentra ya disponible. Sí ha habido bastantes otras, aunque no puedo asegurar si son íntegras o no. Supongo que la de KRK incluirá el texto original, pero tendría que comprobarlo. Investigaré y caso de descubrir que es así, dejaré una nota al final de la reseña. Yo no había leído nada de esta autora, a la que solo conocía de nombre, y me he enterado del asunto de la censura al hacer la reseña. Por cierto, tal vez la edición en Libros de la Letra Azul se localice en librerías de viejo o webs como Iberlibro.

Más allá de todas estas circunstancias, la novela que he leído, aunque recortada por la censura, me ha gustado bastante. Es entretenida, dinámica, realista, de factura clásica. Cuando estudié Filología Hispánica (terminé a finales de los años ochenta del siglo pasado) autoras como Dolores Medio no estaban suficientemente valoradas ni se las visibilizaba igual que a sus colegas varones. Esta obra no desmerece en absoluto de muchas otras que escribieron ellos en la misma época.

Se trata de una saga familiar, centrada en su protagonista, Magdalena o Lena Rivero, que crece y pasa de ser niña a joven adulta en el período que abarca la narración, aproximadamente de 1924 hasta 1934. Hay un momento posterior, el regreso de Lena, ya convertida en escritora, a su ciudad natal, Oviedo; se puede calcular que este retorno ocurre alrededor de 1950. Por una parte, estamos ante la crónica de ese paso de la niñez a la edad adulta, tantas veces abordado por la literatura. Lena es una niña y después una adolescente simpática y enérgica, bastante lejos del estereotipo femenino. Tiene encanto. Vive con su padre, hasta que este fallece de manera súbita, y con su madre, su tía materna y sus tres hermanos, dos chicas y un chico. A través de la vida de cada cual y de sus relaciones, de su mudanza desde una hermosa casa en el centro de Oviedo a una calle más apartada y a una vivienda más humilde, como consecuencia de la muerte del padre y de graves problemas económicos, no solo veremos la historia familiar, sino también cómo funciona la sociedad burguesa ovetense y seremos espectadores de los momentos convulsos que les toca vivir. Y es que, en este intervalo de tiempo, se proclamará la II República y ocurrirá la Revolución de Octubre en Asturias; con este último acontecimiento termina la trama principal. Hay un protagonismo indudable de la ciudad, Oviedo, de sus habitantes, sus calles, plazas, casonas, universidad, iglesias y catedral, esta última casi omnipresente. He encontrado reminiscencias de La Regenta, de Clarín, precisamente en algunas escenas concretas en la catedral, muy bien creadas por la autora. La originalidad absoluta no existe y lo importante es buscarse buenos modelos para inspirarse en ellos y reescribirlos, algo muy diferente de plagiar sin más. Y Vetusta sigue siendo Vetusta. No obstante, quien conozca Oviedo y la ame por su belleza y armonía, disfrutará mucho con estas páginas.

La temática social tiene gran peso. Sin embargo, al leer la obra sin saber yo que había sido censurada, me dio la impresión de que andaba de puntillas al abordar ciertas cuestiones como, por ejemplo, la Revolución de Octubre. En la Guerra Civil no entra siquiera. Estamos ante una novela de principios de los años cincuenta del siglo pasado, escrita y publicada en España, no en el exilio, de modo que se comprende su moderación, más aún si fue censurada. Se trata de un ejemplo muy claro de cómo funcionaba el franquismo, muy adecuado además para mostrárselo a revisionistas que ignoran o mienten.

El protagonismo femenino también es uno de los elementos más destacables. Y no solo del personaje de Lena. La madre, las tías, las hermanas, las amigas, las vecinas están muy bien creadas. Dolores Medio intenta construir la saga de dos familias, los Rivero y los Quintana, muy diferentes entre sí y, aunque a veces se deja llevar por un entusiasmo un tanto literario, se disfruta mucho de su relato. Como maestra que fue, aboga por la educación de las mujeres, pues su falta de formación las relega a la ignorancia, al matrimonio como única salida o incluso a la miseria. En este sentido, la madre de Lena representa la moral más conservadora. Está imbuida no solo de valores patriarcales, como la preferencia hacia el hijo varón o la negativa a dejar que sus hijas estudien, sino también de una moral burguesa que le impide actuar contra la pobreza en que viven por miedo al qué dirán y por una pasividad y desidia que se basan en un estereotipo de género: las señoras de su clase social no pueden trabajar como si fueran obreras o campesinas, la sola idea la horroriza, a pesar del ostracismo al que la someten sus presuntas amistades justo por su caída en desgracia.

Una novela muy adecuada para personas con interés en literatura española del siglo XX, en obras de temática psicológica, familiar y social, en protagonismo femenino y en conocer a escritoras del siglo pasado que ya desde hace décadas han ido siendo recuperadas, sobre todo por investigadoras.