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Llego en tu busca, Farewell,
la ciudad empotrada en acero y asfalto,
corazón de silicio,
torres blancas como prismas de hielo,
autopistas como los fríos brazos espirales de la galaxia,
mariposas eléctricas para adornar tu noche
chorreante de luz, diadema engastada de burdeles y asco,
y el perfume de la Muerte que monta en escorpiones de esmalte
y escupe odio en las pistolas de los sicarios ciborgs.
Vengo en tu busca, Farewell,
mientras camino en compañía de extraños, en la violencia llena de esplendor,
entre muros y cromo, entre sueños lejanos, sueños imposibles,
en el llanto que te anega,
voy en tu busca, Farewell.
Lee, ciborg y dodimi, regresa a su mundo natal, la Tierra, y llega a Farewell, ciudad dedicada a la diversión, el placer y el juego, aunque en plena decadencia bajo el dominio del hampa jakuzai y conmocionada por los crímenes de una asesina misteriosa, Dama X. En La Linterna Azul, un tugurio cerca del espaciopuerto, coincide con Yuri, pirata estelar a quien conoció en el Espacio Exterior. A través de Yuri, y de otros personajes desarraigados que encuentra en su recorrido por Farewell, Lee recuerda y va hilvanando una narración sobre Edmei Konda, un solitario piloto libre, nacido en el planeta Concordia: relato de aventuras, y también una historia de amor, de traidores y de héroes.
Con elementos del ciberpunk y de la novela gótica, Flores de metal se inscribe en el mismo universo ficcional que el anterior libro de la autora, La rosa de las nieblas, como una historia paralela, con personajes y argumento independientes.