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Podéis leer buenas narraciones en la Biblioteca de Relatos.

5 de abril de 2011

"ROJO COMO LA SANGRE" DE TANITH LEE, EN EL GRUPO DE LECTURA FEMINISTA M.A.L.A.S

Foto: Tanith Lee

M. A. L. A. S es un muy interesante grupo de lectura, feminista, que se reúne un domingo al mes en Barquillo 44, 2º izda, sede histórica del Movimiento Feminista de Madrid, y local que para mí ha sido prácticamente una segunda casa, ya que allí trabajé durante muchos años en la Biblioteca de Mujeres.


M. A. L. A. S juega con su propio nombre: ya se sabe que las feministas somos malas pero podemos ser peores. Y es también un movimiento abierto de lectoras apasionadas + momento amarillo de lectoras alocadas + manada agitada de lectoras activas.

Ha elegido para sus debates a obras y autoras como Orlando o Tres guineas, de Virginia Woolf; Vida precaria, de Judith Butler; Pippi Calzaslargas¸ de Astrid Lindgren; Macbeth, de Shakespeare; o el SCUM, de Valerie Solanas. En fin, como se puede comprobar, se trata de lecturas tan diversas como atractivas.

Pues bien, la sesión número 13 (el mejor número que le pudo tocar) estuvo dedicada al relato “Rojo como la sangre”, de la escritora británica y gótica Tanith Lee. En el blog de M.A.L.A.S hay una entrada sobre el debate y el cuento:
Sesión 13: "Rojo como la sangre", Tanith Lee (Diciembre de 2010)

Comparto plenamente lo que se dice allí acerca de la importancia de la traducción de textos cuando no podemos acceder al original o no sabemos el idioma. Conozco dos versiones del cuento Red as blood de Lee: la traducción que hace para la editorial Valdemar Albert Solé, aquí con el título “Roja como la sangre”, dentro de la antología Vampiras: antología de relatos sobre mujeres vampiro (Madrid, Valdemar, 2004), y con el título “Rojo como la sangre”, la traducción de César Terrón dentro de una de las antologías de Ciencia Ficción que publicó en 1980 Bruguera, en concreto la selección 40. El relato de Lee es de 1979.


No dudo de que la traducción de Valdemar se ajuste más al original, pero la de Bruguera tiene para mí un encanto que me hace preferirla, aunque muy posiblemente sea una versión demasiado libre.

Y como réplica a los dos ejemplos de una y otra traducción que aparecen en el blog M. A. L. A. S, yo, jeje, me atrevo a confrontar los dos comienzos del relato:

1) Versión en la edit. Bruguera:
La bellísima reina bruja abrió la caja de marfil del espejo mágico. De oro oscuro era el espejo, oro oscuro como el cabello de la reina bruja, que caía en abundancia sobre su espalda. De oro oscuro era el espejo y tan antiguo como los siete atrofiados árboles negros que crecían más allá del pálido vidrio azul de la ventana.

2) Versión en la edit. Valdemar:
La hermosa Reina Bruja abrió el estuche de marfil donde guardaba su espejo mágico. El espejo estaba hecho de oro oscuro, oro tan oscuro como la cabellera que se derramaba sobre la espalda de la Reina Bruja. De oro oscuro era el espejo, y tan antiguo como los siete árboles de troncos negros y achaparrados que había al otro lado del cristal azul claro de la ventana.

Bien. Dejando aparte el tema de las traducciones, aprovecho para añadir unos comentarios a los que podéis leer en el blog M. A. L. A. S

En efecto este relato es una reelaboración del cuento de Blancanieves, en clave gótica, donde la protagonista es Bianca, una vampira, y donde su madrastra la Reina Bruja no es para nada maléfica, todo lo contrario.

He leído algunas críticas bastante acerbas sobre el cuento, y recuerdo que se debatió también en una sesión de mi Taller Fantástikas, y a algunas lectoras no les gustó porque la autora británica presenta a Bianca con todas las características de los vampiros clásicos, una criatura de la noche, un monstruo, a la que hay que salvar del mal; consideraban que esa visión del mal y del bien es maniquea, la dictada por el cristianismo. Respetando por supuesto estas lecturas, recojo de M. A. L. A. S dos palabras sobre este texto para mí fundamentales: culpa y redención.

Para mí, más importante que los tópicos del bien y el mal desde el punto de vista religioso, es la posibilidad que tiene la protagonista de una redención y de un nuevo comienzo. Pienso que recuperar la figura de Cristo como redentor de la culpa, como esperanza y perdón es de las pocas cosas salvables de la religión cristiana.

Aparte, el relato, muy bien escrito y con imágenes deslumbrantes (algo característico de la autora británica) es un ejemplo magnífico de construcción literaria a base de motivos. Exige un público lector inteligente: se nos sugiere casi todo, poco se nos dice con palabras literales.

De hecho, la narración es tan compleja y tan ambigua, que quedan abiertas otras opciones de lectura. No puede olvidarse, por ejemplo, el tema de la sexualidad, inevitable cuando hablamos de vampiros. Y es que la historia principal del relato sucede cuando Bianca tiene su primera menstruación. Ha llegado pues a la adolescencia. ¿Qué significados simbólicos podemos encontrar respecto a la sexualidad de las jovencitas, los bosques, los cazadores armados de puñales, las madres-madrastras? ¿Cómo interpretaríamos desde aquí la salvación de Bianca y su regreso a la infancia, ¿a la pureza? a través de la intervención divina? ¿Qué nos quiere decir la autora? Siempre he querido saber algo más sobre sus creencias religiosas, y cómo influyen en su literatura, tan amante por otro lado de los seres oscuros y señores de la noche, los hijos de lobos, en fin, de los personajes más propios de la imaginería gótica.

“Rojo como la sangre” recuerda asimismo a algunos cuentos de otra escritora británica e igualmente gótica, Angela Carter, con su reelaboración de cuentos tradicionales.

Leer “Rojo como la sangre”, en la Biblioteca de Relatos vinculada a este blog.