Verónica Cervilla
¿Quién cuidará de ti?
Literup, Barcelona, 2023, 280 págs.
Obra ganadora del IV Premio Ripley de ciencia ficción y terror para escritoras.
Una narración valiente y sin concesiones sobre el tema de los cuidados y la vejez. En ocasiones no hay nada más pavoroso que la propia realidad.
Me ha impresionado mucho esta novela (de no muy larga extensión) de Verónica Cervilla, publicada por primera vez por la editorial sevillana Triskel en 2020, después de ganar el IV Premio Ripley de ciencia ficción y terror para escritoras. Posteriormente, ha sido reeditada en 2023 por Literup. Merecía esa reedición, ya que Triskel había cerrado.
Estamos ante una novela básicamente realista con algunos elementos que parecen sobrenaturales (conocidos en nuestra tradición cultural) y unas interesantes dosis de mitología africana, en concreto yoruba, una combinación un tanto extraña, pero que funciona bien.
La protagonista principal es Amelia, una mujer de edad mediana, divorciada de un marido maltratador, con dos hijos adolescentes, la hija con un carácter muy enérgico y el muchacho más apegado a sus juegos de ordenador, pero capaz de resolver situaciones conflictivas cuando es necesario. Amelia tiene que hacerse cargo temporalmente de su madre, Petra, con la que nunca ha tenido una buena relación, a causa de una lesión en el brazo que ha sufrido la anciana. Lo que parece una estancia provisional en casa de Amelia se va a convertir en algo mucho más largo, ya que Petra padece Parkinson y una demencia progresiva. En el hogar de su hija y sus nietos, la mujer mayor se comporta de una forma muy impositiva, además de hiriente con Amelia, ya que siempre ha preferido a su otra hija, Elisa, quien, sin embargo, no quiere ocuparse de la madre. Por su parte, Amelia tiene un carácter apocado, casi cobarde, y rehúye los conflictos, resignándose a callar y aguantar, aunque sus dos hijos, sobre todo la mayor, Sofía, la instan a la rebelión. Pero Amelia no puede, siente la presión social de su entorno, el pueblo en el que vive, una presión que la obliga a cuidar a una madre a la que no quiere; también Elisa trata de imponerle ese cuidado mientras se excusa de participar en él. Para colmo, Amelia trabaja en una residencia de personas ancianas, donde se ve enfrentada día tras día a la vejez, la decrepitud, la enfermedad y la muerte. Pronto se verá en el dilema, como les ocurre a tantas mujeres, de decidir si continuar en su trabajo o dedicarse por completo al cuidado de su madre, que la necesita a todas horas, ya que sufre graves perturbaciones mentales: piensa que su marido muerto la llama por teléfono y ve el espectro de una niña con un lazo amarillo perseguida por unos hombres grises, además de tener otras manías persecutorias y creer que la quieren asesinar, lo que la lleva a encerrarse en su habitación, asomarse de manera peligrosa por la ventana, gritar en la oscuridad o escaparse de la casa en plena noche.
Solo hay un personaje que consuela un poco la aflicción de Amelia, un anciano de origen africano que va a parar a la residencia, pero se enfrenta con dignidad a la vejez y la muerte. Es él quien le habla a la protagonista de los mitos yoruba.
Estamos ante una novela que trata el tema de los cuidados, la familia, las relaciones materno-filiales, la vejez y el deterioro paulatino del cuerpo por su causa y por la enfermedad física y mental derivadas de ella, y la muerte. En ese sentido, la obra resulta muy útil para debatir sobre una cuestión que tanto ha condicionado (y sigue condicionando) sobre todo la vida de las mujeres. Pero, además, y eso es lo que más me ha gustado de la narración, ¿Quién cuidará de ti? no hace concesiones. Su terror, más que sobrenatural o fantástico, es plenamente realista. Todas y todos (también hay hombres mayores que tienen que cuidar a personas enfermas como sus esposas o hijos), podemos acabar en esa situación, teniendo que sacrificar parte de nuestra vida para atender a una madre o padre que nos maltratan, o convirtiéndonos, a nuestra vez, en viejas petardas e impertinentes que le hacen la vida imposible a los allegados.
Verónica Cervilla no contemporiza ni dulcifica esta realidad. Refleja claramente los conflictos dentro de una familia, la infirmeza de Amelia, su sacrificio por miedo y por presión social. Nos enfrentamos como lectores a la muerte y a su hedor intenso. Aquí no se celebra el amor familiar, no es un telefilme de sobremesa dominical, algo que algunas lectoras agradecemos mucho. Ahora bien, no es este un libro para cualquier público, ya que se trata de una historia dura y descarnada. La realidad llega a estremecer más que cualquier monstruo o espectro. Las imágenes de la residencia son revulsivas. ¿Podremos conseguir no convertirnos en ancianas petardas? ¿Y quién cuidará de nosotras si ya no queremos repetir ese patrón que obliga a los hijos o sobrinos a hacerlo, o no los tenemos siquiera?
Lo que menos me ha gustado de la narración son algunas comparaciones o metáforas menos afortunadas que el resto, por demasiado coloquiales.
En todo caso, una obra muy recomendable para quienes gusten de enfrentarse al terror psicológico, a lo pavoroso de la vida cotidiana. Personajes muy bien creados que superan los estereotipos. Una narración con fuerza y valentía.