Neimhaim. Los hijos de la nieve y la tormenta.
Barcelona, Plaza y Janés, 2015. 872 págs.
Neimhaim. El azor y los
cuervos. Barcelona, Plaza y Janés, 2018. 768 págs.
Termino de leer Neimhaim.
El azor y los cuervos, de la escritora española Aranzazu Serrano Lorenzo.
Ya había leído también, hace tiempo, el primer volumen de esta saga, Neimhaim.
Los hijos de la nieve y la tormenta. En su momento, ese primer libro me
gustó bastante; ahora, esta segunda entrega ha logrado atraparme de un modo
mucho más intenso: una inmersión total en estos rigurosos días del verano
madrileño.
Cuando era niña, lo he
contado muchas veces, me encantaban los libros de aventuras, en cuyas historias
conseguía sumergirme como un submarinista se hunde en el agua para disfrutar del
fondo oceánico, olvidado de todo lo demás. Es una sensación no siempre fácil de
repetir ya en la edad adulta, muy curtida de lecturas. Pero ha ocurrido.
Aranzazu Serrano Lorenzo me ha llevado al frío norte, a un mundo antiguo, duro
y bronco, pero puro como la nieve. Hay que tener un gran don y talento para
lograr ese viaje en tus lectores. La autora lo posee.
Los dos libros de Neimhaim
son fantasía épica. Presentan los rasgos más característicos de este género: la
creación de un mundo autónomo por completo respecto del nuestro (se trata de un
ámbito ficcional no mimético, aunque desde luego nunca puede serlo de manera
absoluta, pues entonces resultaría ininteligible para los humanos);
preindustrial (en algunos aspectos recuerda la Edad Media, pero no en
todo, por lo cual podría compararse
incluso con un período histórico anterior al Medievo, o que mezcla diversos momentos),
lo cierto es que no hay tecnologías avanzadas, ni industriales, ni de
comunicación o de transportes; la política social se basa en la monarquía
absoluta o en ciudades libres e independientes; no hay una religión monoteísta,
sino diversas creencias, que desde nuestra perspectiva serían antiguas y
paganas; lo épico o heroico se hace evidente por la presencia de la guerra y de
héroes y heroínas dotados de gran fuerza física, una notable belleza y elevados
principios morales; nos encontramos en el terreno de la fantasía o lo
maravilloso, debido a la aparición recurrente de entidades de ficción
sobrenaturales, sucesos que no se explican por nuestras leyes físicas ni
científicas.
Neimhaim
se basa en la mitología nórdica, aunque, como ya he dicho, construye a partir
de ella un mundo ficcional autónomo por completo. No es una historia de
vikingos, pues estos mitos son anteriores a ese pueblo. La acción se sitúa,
sobre todo, en el imaginario reino de Neimhaim, septentrional y gélido,
habitado por dos colectivos humanos, los djendel, pacifistas radicales, amantes
de la sabiduría y que pueden desarrollar dones sobrenaturales, entre ellos los
de sanación, y los kranyal, guerreros apasionados por la lucha y las armas.
Ambos pueblos tendrán que unirse ante una amenaza exterior, y su modo de
hacerlo será el matrimonio de la niña Ailsa, kranyal, y el niño Saghan,
djendel. Se casarán y se convertirán en los reyes blancos, pero, para ello,
deberán pasar por una formación extremadamente rigurosa en la inhóspita región
de Karajard. El extenso volumen Los hijos de la nieve y la tormenta nos
contará la vida de estos dos muchachos desde su nacimiento e infancia, sus
vicisitudes, amores, amistades, conflictos, etcétera. Serrano Lorenzo maneja,
además, un gran número de personajes complementarios y nos presenta una
descripción muy completa de la sociedad en la que viven.

En el segundo volumen,
El
azor y los cuervos, el protagonismo es ahora de Jörn, hijo de Ailsa y
Saghan. Jörn es un héroe atípico, pues detesta la violencia sin ser un djendel
puro, ya que su condición es de dos sangres, mestizo de djendel y kranyal, y
aunque se trata de un personaje que llega a ser trágico y con intensos valores
éticos, sus dudas, su infirmeza a veces y su timidez e introversión le alejan
del estereotipo del héroe fuerte y resuelto (y heterosexual). Casado con la
bella Sygnet, mujer libre y muy enérgica, ninguno de los dos se adaptará a las
responsabilidades del trono. Destaca, en este volumen, la introducción de un
pueblo diferente, los kĕngir, cuya reina es la presuntamente inmortal Ênhedu-Inanna;
los kĕngir se alejan de los mitos nórdicos para basarse, en este caso, en los
sumerios.
Jörn no tendrá solo esta antagonista,
Ênhedu-Inanna, sino a los hermanos Soren y Kjartan, comerciantes y marinos que esconden
en su pasado un secreto (desconocido incluso para ellos dos) que puede cambiar
toda la historia de Neimhaim.
Estamos ante un relato
clásico donde la aventura, el viaje del héroe y la heroína, el amor y la
muerte, la paz y la guerra, y el destino de los pueblos se enfrentan a riesgos
enormes, que a menudo parecen insalvables. La intriga es trepidante y el ritmo,
con frecuencia frenético, aunque en otras ocasiones se detiene en la
descripción de los paisajes, individuos y momentos, una ambientación
imprescindible para la obra. Pero, a pesar del clasicismo, Serrano Lorenzo se
aleja de muchos estereotipos, sobre todo de género: en esta saga, mujeres y
hombres piensan, sienten y actúan en una sorprendente igualdad, tanto en la paz
como en la guerra.
La autora hace sufrir a
sus personajes en todas estas vicisitudes y, como consecuencia, a los lectores.
Pero resulta evidente que cree en la historia que ha escrito (a lo largo de
muchos años, se nota) con pasión y minuciosidad, y logra transmitirlo. Una vez que
entras en Neimhaim, que le tomas afecto a sus personajes y los acompañas en sus
fortunas y desgracias, el disfrute es enorme. Eso sí, enseguida te das cuenta
de que en un mundo tan duro y salvaje como Neimhaim pocos sobreviviríamos. Sin
embargo, su pureza y su autenticidad hacen entender asimismo que no debería ser
contaminado por nada de nuestro presente. En Neimhaim no hay tarjetas de
crédito, ni Seguridad Social ni hipotecas. Ni falta que hace. Me atrevería a
asegurar que es esa ausencia de modernidad, cómoda pero burocrática y con
frecuencia mediocre, la que nos fascina, aunque prefiramos seguir viviendo en un
tiempo donde la fontanería ha avanzado y hay electricidad.
Aranzazu Serrano Lorenzo
escribe muy bien, tiene oficio, logra atrapar y mantener la intriga mediante
saltos temporales y elipsis, y ha creado personajes complejos, con una
psicología nada estereotipada. El esfuerzo que ha debido hacer en estos dos
grandes volúmenes es enorme, pues, como ya he dicho, supone la creación de todo
un mundo, con su geografía, historia, leyes, costumbres, mitos, vestimentas,
comidas, habitantes, etcétera.
Los dos primeros volúmenes
de Neimhaim han tenido mucho éxito, pero, aún así, sorprende que estas
obras no sean más conocidas dentro y fuera del círculo de lectores aficionados
a los géneros no realistas, y que no hayan conseguido más premios. Los merecen.
Estamos ante una de las mejores escritoras de fantasía épica en castellano. Si
fuese anglosajona, ya estaría traducida a muchos idiomas.
Dentro de muy poco,
aparecerá la tercera entrega de la saga Neimhaim, con el subtítulo La
loba blanca. Merece la pena leerse antes los otros dos volúmenes y comenzar
después con el tercero. Lo esperamos con muchas ganas.