Entre 1968 y 1971, dos escritores españoles, María Guéra y
Arturo Mengotti, madre e hijo, nacidos en Madrid pero de origen suizo,
publicaron en la revista Nueva Dimensión (una de las más
importantes en la historia de la ciencia ficción, fantasía y terror de nuestro
país) una serie de relatos, ocho en total, de una calidad y singularidad muy
notables.
Su primer cuento editado fue «Herencia de sueños», que
apareció en el número 3 de Nueva Dimensión (mayo-junio de
1968). Ese mismo año obtuvo el Premio Nueva Dimensión al mejor relato
original en lengua española y posteriormente fue reeditado en la
antología Lo mejor de la ciencia ficción española (Barcelona,
Martínez Roca, 1982), recopilada por Domingo Santos, director también de
la revista Nueva Dimensión.
En su breve presentación del relato, Santos señala la
peculiaridad de esa colaboración literaria, esa escritura a dúo, poco frecuente
por entonces en España, salvo excepciones. En la ciencia ficción anglosajona y
de otros países, donde resulta más habitual que dos autores escriban juntos, el
caso prototípico es el de un matrimonio de escritor y escritora. Yo no he
conocido tampoco, en efecto, ningún otro ejemplo de colaboración madre-hijo.
También dice Domingo Santos que «Herencia de sueños» es el
mejor relato de Guéra y Mengotti. Tras la publicación de éste cuento y otros
cinco más, «Nosotros amamos la luz», «Cuando deliré», «Aborrece la sal»,
«No todo mi ser morirá» y «Si podéis penetrar en los gérmenes del
tiempo» en un especial que les dedicó la revista, Nueva Dimensión nº
extra 5, (enero 1971), y otros dos cuentos, «El hombre de oro», en el número 8
(marzo-abril 1969) y «Se cerraron como un rollo de pergamino», en el nº 23
(junio de 1971), «tuvieron que trasladarse por motivos particulares a Suiza
[…] y su rastro se perdió allí. Sencillamente desaparecieron, y todos mis
intentos de ponerme en contacto con ellos desde entonces han sido infructuosos.
Sin embargo su obra publicada ha quedado como una de las más personales
aparecidas en nuestro país», explica Santos, en la citada antología Lo
mejor de la ciencia ficción española.
Los cuentos de Guéra y Mengotti son de ciencia ficción y
fantásticos, casi todos con elementos de terror y a veces oníricos o muy
extraños. Su estilo está lleno de imágenes brillantes y coloridas aunque
también de visiones oscuras, morbosas, con una atmósfera espesa y decadente. Se
trata de narraciones que denotan una lógica inmadurez, en ocasiones con lagunas
en su argumento. Pero se pueden considerar el inicio de una obra que necesitaría
depuración en textos posteriores. No obstante tienen la espontaneidad de lo
primerizo, buenas ideas y consiguen crear muy bien esas ambientaciones
opresivas y a la vez seductoras.
«Herencia de sueños» (1968, Nueva dimensión nº
3), es un cuento de ciencia ficción con las características mencionadas. El
protagonista, Thur, pertenece a una humanidad futura (o más bien a una
poshumanidad) que ha abandonado una Tierra destruida y desolada para vivir en
otra dimensión estelar, que ahora se compone de seres más perfectos y
espirituales. Como ellos, Thur es telépata y puede trasladarse instantáneamente
en el tiempo y el espacio. Pero él es distinto a sus compañeros, porque añora
el pasado, la Tierra, las emociones e incluso las debilidades, defectos y miedos
que los humanos tenían antes. Por eso ha regresado. La acción transcurre en
Madrid y en un escenario concreto que no quiero desvelar, pero me parece que seguirá sorprendiendo a los
lectores.
«Nosotros amamos la luz» (1971) es la continuación del
relato anterior, y nos explica más sobre quién es Thur. Se trata de un
cuento con un lenguaje muy sensorial, muy grato de leer para disfrutar del
estilo.
En «Si podéis penetrar en los gérmenes del tiempo», (1971),
Thur viaja al pasado de la Tierra y reaparece el tema del arte y la pintura.
En cuanto a «No todo mi ser morirá» (1971), la acción se
sitúa en un monasterio medieval al que una Nochebuena llega un extraño
visitante que viene de muy lejos. Se juega con el tiempo y la intriga se va
enredando con los personajes que buscan el monasterio en distintos momentos y
finalmente se vincularán entre sí.
«Aborrece la sal» (1971) nos describe un planeta ocupado
por una jungla gigantesca y voraz, con un sol abrasador y atardeceres
maravillosos en su colorido. Allí viven dos mellizos, chico y chica, huérfanos
de madre. Vemos la historia desde su ingenuidad, su desamparo frente a un padre
frío y maltratador, y su soledad en un mundo que están tratando de colonizar
ellos tres, ya que los demás colonos se
han ido. Para dominar el planeta, el padre utiliza la sal. Los chicos son los
únicos capaces de percibir una misteriosa, furtiva melodía que les llama, desde
algún lugar de ese mundo inhabitado. Resulta curioso el cambio de roles de
poder en la historia: del padre maltratador al hijo varón, que
intenta ejercer su autoridad masculina sobre la hermana, algo que podíamos
esperar, pero con un final en el que nos aguarda una valiente vuelta de tuerca.
«Se cerraron como un rollo de pergamino» (1971) es una
narración sobre un pintor mediocre que se hace famoso al crear un cuadro
alucinante, una imagen que se le ha aparecido en sueños y que, una vez
trasladada al lienzo, va dejándole ciego. La sorpresa final es
impactante. El relato se cerrará con palabras del Apocalipsis, Libro de
las Revelaciones.
Merecería la pena recuperar todos los cuentos de Guéra y
Mengotti, difíciles de encontrar en sus ediciones originales, para hacer una nueva publicación en papel o digital. Su
historia literaria es muy semejante a la de otros autores y sobre todo autoras
de la época que publicaron uno, dos o varios relatos y cuyo rastro luego se
perdió por completo.
En este caso he podido recuperar su pista gracias a las
aportaciones de varios familiares de estos dos escritores, con quienes contacté
o me contactaron por Internet.
Después de poner en mi blog un anuncio indicando que los
buscaba, me escribió la hija de Arturo Mengotti y nieta de María Guéra, llamada
Alexandra Mengotti, que reside en Centroamérica. Ella me informó del
fallecimiento temprano de su padre y posteriormente de su abuela. También de la
pasión de ambos por la literatura y la ciencia ficción, y del fuerte vínculo
afectivo que unía a madre e hijo. Arturo Mengotti trabajó en cargos directivos
en la Cruz Roja Internacional y en ACNUR, lo que le llevó a viajar mucho, por Europa,
América (residió en varios países de Centroamérica) y África . En El Salvador
conoció a una mujer salvadoreña, con la que se casó (por cierto, en Angola). De
ese matrimonio es hija Alexandra Mengotti. Posteriormente la familia se
trasladó a Europa, a Morges, Suiza, donde se reunirían con María Guéra, que
hasta entonces había permanecido en Madrid. Después Arturo, su esposa e hija se trasladaron a Honduras. En 1987, Mengotti
viajó a Malawi, donde falleció en un accidente de coche, el 21 de diciembre. Según
cuenta Alexandra, Arturo era un hombre tímido y de pocas palabras, pero con un
gran sentido del humor, a veces un tanto negro. Fue Alexandra quien me autorizó
a publicar en mi blog, con fines divulgativos, los relatos de su padre y
abuela.
En marzo de 2017 tuve la oportunidad de hablar por teléfono
con Ana Miralles, prima hermana de María Guéra (gracias al hijo de Ana, José
Javier Rey Miralles que me contactó por correo electrónico después de leer una antigua entrada de mi blog dedicada a estos dos autores). Así he
podido añadir algunos datos más a esta historia literaria, que sigue teniendo
mucho de misterio y se va completando fragmento a fragmento: el padre de María
Guéra era cónsul de Suiza en España. Se trataba, pues, de una familia
acomodada. María estudió en un colegio de las Damas Negras, en Madrid. Poseía
una amplia cultura y hablaba varios idiomas. Su prima hermana la recuerda como
una mujer muy elegante y con apariencia de extranjera, y a su hijo como un
joven muy inteligente. Sin embargo, a raíz del nacimiento de Arturo, hijo no
matrimonial, en 1953, la existencia de María cambió radicalmente y pasó algunos
momentos difíciles. Parece que vivió entre España, Suiza y América Central,
donde, como ya he explicado antes, se había radicado su hijo Arturo, aunque
este viajaba mucho por su trabajo. La muerte de Arturo, cuando todavía era muy
joven, debió suponer para María un golpe muy duro, pues le tenía un gran apego.
Por otra parte, parece que nadie en su familia supo en aquel momento que
escribía y menos ciencia ficción y terror.
Ese mismo año de 2017 se puso en contacto conmigo otro
familiar de Guéra y Mengotti. Esta vez se trataba del sobrino de María Guéra,
hijo de un hermano de esta, y primo por tanto de Arturo. Su nombre es Alfredo
Guéra. Él me indicó que el apellido «Guéra» se escribe con tilde, y nos
facilitó importantes datos sobre María, gracias a los cuales pude localizar su
certificado de nacimiento y conocer el año de su muerte, 1994. Paz María Antonieta
Guéra Miralles (tal era su nombre completo, familiarmente era conocida como
«María Paz») nació en Madrid, en 1920. Tenía nacionalidad suiza, ya que su
padre, Alfredo Guéra, constaba como natural de Thielle-Neuchatel, Suiza
(Alfredo Guéra me informa no obstante que su lugar de nacimiento auténtico fue
Berna), aunque su madre, Antonia Miralles, había nacido en Madrid. María fue
alumna asimismo del Instituto Escuela (que era parte de la Institución Libre de
Enseñanza creada por Giner de los Ríos), un espacio educativo del que ella
hablaba con mucho agrado. En cuanto al padre de su hijo, Arturo Mengotti Arnaiz,
era hijo a su vez de un cónsul de Suiza en España, igual que María, y como en
el caso de esta, la familia tenía orígenes suizos. Arturo Mengotti padre fue una
persona bastante acomodada y, curiosamente, uno de los primeros jugadores del
Real Madrid, junto a uno de sus hermanos. Aunque estaba casado, se ocupó del
hijo que había tenido con María y le ayudó económicamente para su educación.
Arturo hijo convivió con parte de su familia paterna. Según relata Alfredo
Guéra, tanto su tía como su primo eran personas extraordinariamente cultas y muy
inteligentes. María Guéra murió en 1994 y está enterrada, como Arturo, en el
cementerio de la Almudena.
En 2015, la profesora de Universidad e investigadora
Teresa López Pellisa, la escritora Sofía
Rhei y yo iniciamos el proyecto de una antología
histórica de escritoras españolas de ciencia ficción, entre las cuales propuse
que se incluyera a María Guéra y sus cuentos escritos en colaboración con
Arturo Mengotti. En la presentación que aparece en el número especial que les
dedicó la revista Nueva Dimensión, antes citado, Arturo Mengotti
explica: «Al principio de nuestra producción, yo pensaba los argumentos y los
escribía en tres o cinco folios a máquina, y después mi madre los desarrollaba
y les daba su estilo especial. Pero, poco a poco, he pasado de imaginar los
cuentos a desarrollarlos conjuntamente con mi madre». No obstante, ha de
tenerse en cuenta que el escritor tenía en ese momento diecisiete años y,
cuando ambos empezaron a publicar, en 1968, quince. Aunque a su edad se puede
poseer una imaginación portentosa, tener buenas ideas, desarrollar argumentos y
lograr un buen estilo, la cultura que se transluce en los relatos de este dúo
parece reflejar mucho más la intervención de María Guéra. Nunca llegaremos a
saber cuáles fueron las aportaciones de cada uno de ellos en sus textos.
Personalmente creo que María alentó esa imaginación de su hijo y su afición a
la literatura de ciencia ficción, que compartía. Escribieron juntos aquellos
relatos, quizás también como un vínculo especial también entre ambos, que los
hacía únicos, especiales, diferentes, y los unía más. No tengo ningún dato que
avale esto, de modo que estoy a mi vez dejando volar mi imaginación, seducida
por la curiosa historia de ambos.
Ignoro si María Guéra y Arturo Mengotti continuaron
escribiendo, sería interesante imaginar lo que hubieran logrado de hacerlo. Me
gustaría que este artículo fuera un homenaje a ambos, en especial a aquella
mujer adelantada a su tiempo.
BIBLIOGRAFÍA DE MARÍA GUÉRA Y ARTURO MENGOTTI
─«Aborrece la sal», Nueva
Dimensión, nº extra 5, enero de 1971 pp. 67-90.
─«Herencia de sueños», Nueva
Dimensión, nº 3, mayo-junio de 1968.
─«Cuando deliré», Nueva
Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, p. 43-66.
─«Herencia de sueños», Lo mejor
de la ciencia ficción española. Barcelona, Martínez Roca, 1982, 139-154.
─«Herencia de sueños», Nueva
Dimensión, nº 3, mayo-junio1968.
─«Herencia de sueños», Nueva
Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, p. 9-22.
─«El hombre de oro», Nueva
Dimensión, nº 8, marzo-abril 1969, p. 119-127.
─«No todo mi ser morirá», Nueva
Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp. 91-114.
─«Nosotros amamos la luz», Nueva
Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp. 23-42.
─«Se cerraron como un rollo de
pergamino», Nueva Dimensión, nº 23, junio de 1971, pp. 119-128.
─«Si podéis penetrar en los gérmenes
del tiempo», Nueva Dimensión, nº extra 5, enero de 1971, pp.
115-128.