Alucinadas 2014: antología de relatos de ciencia
ficción en español escritos por mujeres, edición de Cristina Jurado y
Leticia Lara, Palabaristas Press, 2014 (edición digital) y en Gijón, Sportula,
2015 (edición en papel).
Alucinadas II, edición de Sara Antuña y Ana Díaz
Eiriz, Palabaristas Press, 2016 (edición digital), y en Gijón, Sportula, 2016, (edición
en papel). Pronto
se publicará la tercera antología Alucinadas, con relatos de escritoras de
ciencia ficción en español. Por ello, quiero aprovechar la ocasión para volver
a recordar las dos anteriores antologías. Vivimos en momentos en que es difícil
ir más allá de lo inmediato, y esto ocurre también en el ámbito literario,
donde hay tantas novedades que con frecuencia no nos da tiempo a mirar hacia
atrás y leer y releer libros ya editados. Pero la buena literatura no se deja
limitar por el tiempo y merece la pena no olvidarla.
Durante
años, sobre todo en los últimos del siglo XX, pero también a comienzos del XXI,
las y los amantes de la ciencia ficción nos lamentábamos porque hubiera tan
pocas escritoras del género en castellano. Conocidas y reconocidas, no ricas
pero sí famosas, estaban la argentina Angélica Gorodischer (Buenos Aires, 1928 ), la cubana Daína Chaviano (La Habana, 1957)
y la española Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957). Sus obras se han convertido
ya en clásicas de esta ficción que especula sobre lo posible transgrediendo
nuestro mundo y tiempo conocidos. No creo que exista mucha gente que no haya
leído a estas tres grandes autoras, pero por si acaso, me permito recomendar,
de Gorodischer, cualquiera de sus colecciones de cuentos, un género literario
que cultiva maravillosamente bien: por ejemplo en Bajo las jubeas en flor (1973) o
Trafalgar (1979) y sin duda también su novela Kalpa imperial (1984). De Chaviano me encantan su Fábula de una abuela extraterrestre (1988),
Historias de hadas para adultos (1986,
reeditados por la editorial Minotauro en 2007) donde se encuentra una narración
sencillamente magistral, «Un hada en el umbral de la Tierra», y todavía estoy
pendiente de leer su último libro, Extraños
testimonios: prosas ardientes y otros relatos góticos (2017), que tengo
aquí en mi mesa. Y en cuanto a Barceló, yo invitaría a leer desde el libro de
cuentos Sagrada (1989) o las novelas El mundo de Yarek (1994) y Consecuencias naturales (1994) hasta los
de nuevo relatos de Futuros peligrosos
(2008), sin olvidar desde luego su bellísima novela, aunque fantástica y no de CF,
El secreto del orfebre (2003). Y solo
he nombrado algunas obras de las tres, porque me gustan especialmente.
Sin
embargo, en España, aparte de la citada Elia Barceló, apenas encontrábamos unas
pocas autoras casi desconocidas o que tras publicar uno, dos o como mucho
varios cuentos se esfumaban para siempre jamás… Un panorama desolador. Y el
nuevo siglo comenzaba al parecer sin mejorar en cuanto al aumento de lectoras y
escritoras del género… pero, ¿era realmente así? ¿Se trataba de auténtica
ausencia o de invisibilidad, algo esto último tan frecuente en todos los campos
creativos en lo tocante a las mujeres? Algunas apasionadas de la ciencia
ficción empezamos a buscar y encontrar escritoras que en efecto habían pasado
desapercibidas y que tenían una producción más notable o interesante de lo que
se creía: María victoria Rodoreda Sayol (Berga,
Barcelona, 1931), creadora de un centenar de novelas «populares»
del género, en formato de bolsilibros; María Guera (Madrid, ¿1920?), que
escribió en colaboración con su hijo Arturo Mengotti unos relatos donde se
mezclaba ciencia ficción y terror; Blanca Mart (Santa
Coloma de Gramenet, Barcelona, 1945), catalana
que se había trasladado a vivir a México, donde empezó a crear historias cortas
y largas de space-opera y fantasía épica.
Y más recientemente, Mª Concepción Regueiro Digón (Conchi Regueiro, Lugo, 1968), autora en castellano y gallego, que
sorprende no sea tan reconocida como merece, pues ha publicado varias novelas muy
originales, cuya acción se sitúa sobre todo en la España de finales del XIX y
principio del XX, y un buen número de relatos, entre ellos los incluidos en el
libro Historias del Crazy Bar y otros
relatos de lo imposible (2013, escrito en colaboración con la autora de
este artículo), que unen ciencia ficción y temática LGTB. Y esto sin mencionar
a las narradoras que han publicado alguna novela de CF pero suelen abordar
otros géneros, ni a las autoras en catalán, las cuales tienen su propia
tradición literaria incluso en ciencia ficción y por ello necesitarían un
estudio propio.
Otras
aficionadas intentaron nuevos proyectos para dar a conocer y apoyar a las autoras
que, en nuestro presente, escribían pero no encontraban salida editorial para
sus textos. Así surgió el proyecto Alucinadas.
En
primavera de 2014, Cristina Macía, traductora del inglés al español de la serie
de libros de fantasía épica Canción de
hielo y fuego, de George R.R. Martin (más conocida por su título
televisivo, Juego de tronos), editora
del sello digital Palabaristas Press
y una de las organizadoras del Festival Celsius 232 que se realiza anualmente en
Avilés (Asturias), y junto a ella
Cristina Jurado, bloguera y directora de la revista digital SuperSonic, y María Leticia Lara
Palomino, bloguera y lectora beta, tuvieron una idea. Se trataba de convocar y
editar una antología de autoras del género en español (no sólo por supuesto de
nuestro país, sino también de América Latina o cualquier otro lugar donde una
creadora pudiera escribir en castellano). Cristina Jurado y María Leticia Lara fueron
las seleccionadoras e hicieron una convocatoria pública solicitando cuentos al
tiempo que enviaron invitaciones personales a narradoras ya reconocidas. El
resultado fue la publicación, a finales de ese mismo año 2014, en formato
digital y en la editorial Palabaristas
Press, de Alucinadas: antología de relatos de ciencia ficción en español escritos
por mujeres, que al año siguiente aparecería en papel en el sello Sportula. Se trataba en efecto de la
primera antología de escritoras de CF en castellano.
Fueron
diez las autoras seleccionadas para esta Alucinadas:
Dos
argentinas:
Teresa
P. Mira de Echeverría (1971), doctora en Filosofía, profesora universitaria e
investigadora sobre el vínculo entre filosofía, ciencia ficción y mitología, fue
la ganadora del premio especial concedido al que era, según las
seleccionadoras, el mejor cuento entre los recopilados: «La Terpsícore», y
Laura Ponce (1972), directora de la revista Próxima y del sello Ediciones
Ayarmanot, nos ofreció «La tormenta». La presencia de ambas demuestra la
importancia y calidad de la ciencia ficción argentina, y de hecho la antología
incluye también una narración ya publicada hace años por la gran Angélica
Gorodischer, «A la luz de la casta luna electrónica».
La
imaginación de Teresa Mira es desbordante y su historia de ficción plantea
cuestiones filosóficas (y hasta cuánticas) de gran envergadura; solo quiero
añadir que pronto tendremos más cuentos suyos para leer, publicados en la
recientemente aparecida editorial española Cerbero, obra que espero con mucho
interés, pues conozco el que tiene la autora por los temas queer, LGTB y por los motivos relacionados con lo híbrido, además de
su afición por el autor británico de fantasía adulta China Miéville. En «La tormenta», el lirismo de Laura Ponce, de
reminiscencias bradburianas, junto a un sereno tono elegíaco, resultan muy
adecuados al tema que se trata y prefiero no desvelar porque el misterio es
importante en la trama; nos encontramos ante una pequeña joya del género no
realista, que deja con ganas de leer otras obras de Ponce.
Las
ocho restantes son españolas (un porcentaje que se debe sobre todo a que las
convocatorias se han estado haciendo en nuestro país, pues sin duda en América
Latina tiene por fuerza que haber muchas más escritoras que aquí):
Nieves
Delgado (Ferrol, 1968), es la autora del cuento «Casas rojas», el cual ganó en
2015 el Premio Ignotus al mejor relato corto en español. Delgado tiene
formación científica (Licenciada en Física, con especialidad en Astrofísica). En
él se nos habla tanto de las Inteligencias Artificiales como del tema de la
prostitución, desde una perspectiva feminista.
De
Felicidad Martínez (Valencia, 1976), podemos leer «La plaga», un space opera con mucha acción, aventuras
de exploración planetaria y toques ecologistas. Martínez narra de una forma
ágil, desenfadada, que logra enganchar, y es una de las pocas autoras que se
atreve a escribir ciencia ficción militarista.
El
relato de Lola Robles (Madrid 1963) es «Mares que cambian», historia sobre una
nave terrestre que se dirige al planeta Jalawdri, mucho menos desarrollado en
su forma de vida que la Tierra, pero que sin embargo ha logrado un gran
progreso en cirugía de reasignación de sexo/género. Se trata de un cuento sobre
la identidad personal y de género, transexualidad y transgenerismo, pero
también nos habla del amor y de la necesidad de pertenencia a un grupo, un
lugar, un cuerpo.
Sofía
Rhei (Madrid, 1978), es la autora de «Techt». Rhei ha publicado sobre todo
novelas de fantasía para público juvenil y libros de poemas. También una buena
serie de narraciones de ciencia ficción, que muestran su gran talento
narrativo, capaz de experimentar audazmente en técnicas y tramas literarias con
una imaginación original y poderosa. Le gusta el tema del lenguaje, y lo aborda
muy bien. En «Techt» lleva al límite la tendencia actual a escribir con
cualquier tipo de recurso para abreviar, en los canales digitales, lo cual
influirá en el desarrollo intelectual y cultural de la sociedad que habla ese
idioma.
Marian
Womack (Cádiz, 1975), traductora y editora del sello Nevsky, especializado en
literatura rusa, nos ofrece aquí «Black Isle», una distopía sobre un mundo por
llegar, triste y opaco, cuya naturaleza acabará rebelándose contra los humanos
que la han agredido. Con reminiscencias de Philip K. Dick y sus androides y
animales eléctricos.
La
catalana Carme Torras (Barcelona, 1956) escribe «Memoria de equipo», narración
sobre la amistad entre camaradas de un equipo de baloncesto, que intentarán,
unidos como en los viejos tiempos, demostrar la inocencia de un compañero que
se encuentra en el corredor de la muerte, acusado de asesinato; la historia se
sitúa en el futuro y une referencias al desarrollo tecnológico con una trama de
intriga detectivesca y judicial.
En
la antología hay dos escritoras más, Yolanda Espiñeira (Lugo, 1972), con «El
método Schiwoll». En el cuento se entrecruzan el tema de los experimentos
científicos con una intriga un tanto enrevesada.
Y
por último Layla Martínez (Madrid, 1987), con «Bienvenidos a Croatoan». Layla
es poeta y traductora, además de coordinadora de Antipersona, un sello independiente que publica fanzines
artesanales en papel y algunos libros con temas tan extraños como sugestivos,
muy cercanos al horror pero con una clara intención política. Su relato
especula sobre una droga que parece permitir desplazarse en el tiempo (aunque
quizás sea solo una alucinación derivada de su uso) en un submundo distópico y
agobiante.
La
antología nos ofrece un conjunto variado de temas y estilos dentro de la
ciencia ficción más clásica y supuso un gran paso para sacar a la luz la CF de
escritoras. Tuvo bastante éxito dentro del fandom.
En
2016 se realiza otra convocatoria para una segunda antología Alucinadas, con nuevas seleccionadoras,
Sara Antuña y Ana Díaz Eiriz. Aparece este mismo año, de nuevo en versión
digital en la editorial Palabaristas
Press y en papel en Sportula, con
un excelente prólogo por cierto de las dos editoras del sello Fata Libelli
(Susana Arroyo y Silvia Schettin).
Aquí
son de nuevo diez las autoras seleccionadas.
La
argentina Alejandra Decurgez (1977), licenciada en Psicología, profesora y
terapeuta clínica, además de guionista y persona interesada en la temática
queer, escribe «Wirik Es». El universo ficcional de Decurgez es singular y
complejo. Hay una visión que puede parecer ligeramente de cómic o hasta cómica,
en ocasiones naif, cercana a la fantasía, pero detrás de esa mirada sobre los
personajes, que Valle Inclán denominaría «desde arriba» hay temas muy
importantes: las relaciones de poder, la diferencia y la otredad. Puede
entenderse mucho mejor a las extrañas y más o menos humanas criaturas de su
mundo imaginario leyendo otros cuentos suyos como «El mantis» (revista SuperSonic nº 2). Muy divertida la
personificación de las tempestades-tornados y sus nombres, correspondientes a
políticos muy conocidos.
Y
una cubana, Maielis González Fernández (La Habana, 1989), con «Seudo». Es una
muy buena narración, metafórica y metonímica. El mundo que nos presenta,
perturbadoramente distópico y demasiado reconocible sin embargo a pesar de su
lógica extrañeza, se reduce a un gigantesco edificio, a un ascensor, a sus
usuarios y a su ascensorista. A través de los ojos de este asistiremos a la permanente
lucha entre poderosos y oprimidos, a un nuevo intento de liberación por parte
de estos y a una historia de amor. Con un estilo sobrio e imágenes que parecen
en blanco y negro, la historia se vuelve claustrofóbica y desalentadora, con un
final abierto. Una de las mejores piezas de la antología, en mi opinión.
Las
ocho restantes son españolas de nuevo, posiblemente por las mismas razones que
he explicado antes. Tres de ellas ya han escrito dentro del género:
Laura
Fernández (Terrassa, 1981) presenta «¿Acaso soy una especie de monstruo, señor
Pallcker?», cuento que se inscribe en la ciencia ficción humorística y con
toques cercanos al absurdo que caracteriza a esta escritora.
De
Susana Vallejo (Madrid, 1968) se publica «Cuestión de tiempo». Una mujer está
siendo interrogada y torturada para que revele los secretos informáticos que
conoce. Su torturador es sádico e implacable, pero quedará atrapado en su
propia red al descubrir por fin el mayor de los secretos, el Ovillo. La idea es
buena y trata un asunto de actualidad, el control y la manipulación de los
datos informáticos y las redes sociales. Como siempre que hablo de Vallejo,
recomiendo su novela de CF Switch in the
red (2009), una de las mejores que he leído en castellano.
Sofía
Rhei repite en esta nueva antología, con «Informe de aprendizaje». Retoma en él
el tema del lenguaje, y además presenta relaciones entre humanos y alienígenas
de manera muy verosímil, proponiendo cuestiones éticas sobre las que es
inevitable reflexionar. Sus personajes están atravesados por orientaciones
sexuales e identidades de género abiertas y diversas, sin que parezca en
absoluto algo forzado.
En
la antología se incluyen también narraciones de:
MA Astrid (Barcelona) es Ingeniera de
Telecomunicaciones y se dedica a la informática. Su obra se titula «Las dos
puertas de Tebas» y en ella se mezclan espionaje y ciberpunk. Con mucha
intriga.
Julia
Sauleda Surís (Palma de Mallorca, 1993), graduada en Antropología Social y
Cultural, escribe aquí «El ídolo de Marte», una narración de CF clásica sobre
la colonización terrestre de otros mundos, en este caso recurriendo a un
planeta amado por el género: Marte. El tono es poético y nostálgico, y los personajes
están bien construidos.
Almijara
Barbero Carvajal (Motril, Granada, 1989), filóloga y poeta, es la autora que
obtuvo el premio especial otorgado por las seleccionadoras al que consideran el
mejor relato, en esta ocasión «Historia y cronología del universo». Se trata de
una cosmogonía, un texto más cercano a la fantasía que a la CF, en parte por su
carga poética, de juego literario, y porque no sigue una especulación a partir
de un nóvum, sino más bien nos ofrece
una serie de escenas donde las imágenes visionarias predominan sobre otros
tipos de entidades de ficción.
Verónica
Barrasa Ramos (Madrid, 1978) nos ofrece «¿Quieres jugar?», una complicada trama
ciberpunk con tríos amorosos y traiciones.
De
María Antònia Martí Escayol (1972), Doctora en Historia y profesora en la
Universidad Autónoma de Barcelona, podemos leer «Francine». La narración se
ambienta en el siglo XVII, y la protagonista es la hija del filósofo Descartes.
Martí Escayol reelabora datos reales junto con otros imaginarios, en una de las
más originales y mejor planteadas creaciones de la antología. Una auténtica
delicia y sorpresa, mezcla de ciencia ficción y gótico. Francine es primero
ciborg, luego revénante y por fin autómata.
Se inscribe así en la tradición de las mujeres artificiales, muñecas, ginoides,
resucitadas. En su tema recuerda a la escritora Pilar Pedraza, también muy
amante de las mujeres que vuelven del más allá. Esta autora quedó finalista en
2014 del Premio Minotauro, con la novela Cuéntame
un cuento japonés antes que el mundo se acabe, historia apocalíptica
ambientada en Japón (he tenido la suerte de poder leerla), que se encuentra
todavía sin publicar, esperemos que lo logre pronto.|
Las
seleccionadoras prefirieron en esta nueva edición relatos de temática ciberpunk y también cercanos a la
fantasía.
En
Alucinadas han aparecido hasta ahora
narraciones de autoras más veteranas y de otras que estaban empezando a
publicar, y por otra parte muy variadas en cuanto a su temática y subgéneros, ya
que la ciencia ficción es una literatura de gran diversidad, un territorio con
grandes posibilidades. En cuanto a la calidad literaria, solo puedo decir que
desde luego hay cuentos que me gustan más que otros y me parecen mejores, y eso
le pasará también al público lector. Por ejemplo no me agradan los textos en
exceso intrincados, porque pueden acabar siendo pretenciosos, y prefiero la
simplicidad narrativa que vaya acompañada desde luego de un buen estilo y una
trama bien cuidada.
Estas
antologías no intentan mostrar el estado del género escrito por mujeres en
América Latina y España, ya que faltan nombres importantes que en ese caso
deberían estar. Alucinadas es sobre
todo un acicate para que las creadoras escriban y para que las y los lectores
se animen a comprobar que su ciencia ficción es tan interesante y válida como
cualquier otra. En suma, se trata de un proyecto apasionado de promoción y
difusión de la CF escrita por mujeres en castellano.
Como
he dicho al principio, pronto saldrá la tercera antología Alucinadas. Espero con expectación sus narraciones, pues seguro que
nos ofrecen nuevas maravillas.