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28 de agosto de 2010

MUJERES DE NEGRO CONTRA LA GUERRA: OTRA FORMA DE HACER POLÍTICA

(Texto de la charla que di, en la mesa redonda "Experiencias de la práctica pacifista y feminista", como representante de Mujeres de Negro contra la guerra de Madrid, en el Encuentro "Mujeres que construyen la paz", organizado por el Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, dentro de los cursos de verano de El Escorial, el día 4 de agosto de 2010. En la mesa también participaron Mar Gimeno, Manuela Mesa y Josemi Lorenzo Arribas)

En enero de 2009, durante la Operación Plomo Fundido (la ofensiva militar de Israel sobre Gaza, que provocó la muerte de casi 1.400 palestinos y 14 israelíes), Ivonne, activista por la paz, escribió esta carta desde Jerusalén, de la que leo un extracto:

“Yo soy una de las Mujeres de Negro en Israel.
El gobierno de Israel está cometiendo crímenes contra la humanidad en Gaza.
Siento una profunda vergüenza.
Siento dolor.
Siento rabia.
Siento impotencia.
Soy parte de una comunidad activista.
Mi comunidad actúa contra la ocupación, para buscar una solución justa para el conflicto israelí palestino.
Mi comunidad reconoce que el pueblo palestino aspira a vivir en paz.
Mi comunidad actúa por los derechos y la solidaridad de las mujeres.
Mi comunidad es parte de un movimiento político feminista global por la paz que vincula la guerra con la violencia hacia las mujeres y las ve como una base del patriarcado.
Mi comunidad actúa para detener el derramamiento de sangre y crueldad al servicio de los grandes poderes que combinan estructuras militares, fundamentalistas, capitalistas y nacionalistas.
Mi comunidad es de mujeres y hombres; es hetero, lesbiana, gay, bi, queer y transgénero.
Nuestras voces no son escuchadas.
Nuestras voces no llegan a nuestras hermanas y nuestros hermanos en Palestina.
Nuestras voces no paran el fuego y la destrucción.
Continuaremos actuando y teniendo esperanza.”

Mujeres de Negro contra la guerra: Nuestra historia

21 años justos antes de esta carta (que podría resumir la filosofía y el trabajo de Mujeres de Negro), en enero de 1988, ocho mujeres judías empezaron a manifestarse en Jerusalén contra la ocupación israelí del territorio palestino. Nacía así Mujeres de Negro.

Mujeres de Negro de Israel están integradas en la organización “Bat Shalom”. A partir de 1994, Bat Shalom y el “Centro de Mujeres de Jerusalén”, palestinas, establecieron relaciones que más tarde dieron lugar al “Enlace de Jerusalén”, y elaboraron propuestas para la convivencia pacífica entre los dos pueblos. Actualmente y debido en parte al recrudecimiento de la violencia, esta cooperación ha decrecido.

En 1991 se crea Mujeres de Negro de Belgrado, durante las guerras en la exYugoslavia. Eran mujeres feministas que deseaban transformar la indignación, desesperación y sentimiento de culpa provocados por la política de guerra, limpieza étnica, separación y odio de su gobierno, en otra política, de paz, y en resistencia activa y pública. Salieron a la calle a decir No en mi nombre. Sin miedo a aceptar el rol de traidoras, declarándose antipatriotas ya que patriotismo significaba excluir y eliminar a los de afuera. Dando apoyo y llamando a la deserción y objeción de conciencia. Viajando a los países considerados enemigos para crear redes solidarias con las mujeres de esos países, y evitando que ese trato se basara en el victimismo o el paternalismo. Nombrando a los responsables de la guerra y sus crímenes para que no quedaran impunes. Y desde el fin del conflicto, manteniendo la memoria histórica para que no se impongan el olvido y la manipulación.

En 1993 Mujeres de Negro de Belgrado organizó un primer Encuentro Internacional de Solidaridad de Mujeres contra la guerra. Los encuentros se hicieron durante diez años en Serbia y posteriormente en otros países, hasta la actualidad. Surge así la Red Internacional de Mujeres de Negro, que trabaja para crear vínculos con los movimientos civiles en países con guerra o conflicto, transmitir sus voces y denuncias, y reforzar un compromiso común ante las injusticias y violaciones de los Derechos Humanos.

La Red se ha extendido a países de los cinco continentes, algunos de los cuales viven en guerra, militarización permanente, postconflicto, o bajo gobiernos que no respetan los Derechos Humanos; otros países no sufrimos esas situaciones tan extremas.

Nuestra experiencia en Mujeres de Negro de Madrid es que nuestro trabajo se respeta y hay interés en saber quiénes somos y qué hacemos. Pero también somos conscientes de que resulta difícil llegar a la sociedad, aunque en principio el rechazo hacia la guerra sea general. Entre otras, las razones son la desinformación (unida paradójicamente al exceso de información), el engaño que conlleva toda guerra, la indiferencia hacia lo que creemos problemas muy distantes, por mucho que sucesos como el 11-S o el 11-M nos hayan demostrado, a los ciudadanos occidentales, que no somos tan invulnerables como creíamos, o incluso el exceso de tragedias e injusticias que conocemos cada día por televisión o Internet.

La actual crisis económica es un apremio más para la población, y desvía la atención hacia esas dificultades inmediatas. Pero sabemos que la crisis afectará sobre todo a la gente pensionista, trabajadora, inmigrante, y que las ayudas a países en conflicto serán vistas acaso como cuantías que deberíamos destinar a nosotros mismos, sin cuestionar sin embargo los gastos militares.

Nuestras señas de identidad

La Red Internacional de Mujeres de Negro no es una ONG. Los grupos somos autónomos, y de hecho bastantes de ellos sin legalizar formalmente.

Suelen ser colectivos no jerárquicos sino asamblearios. Esta es una de las claves del éxito y difusión de la Red. Implica una diversidad: hay grupos religiosos y no religiosos, algunos se centran sólo en el conflicto palestino-israelí, o tratan también la violencia de género, por ejemplo. Lo que nos une es el trabajo contra la guerra.

La pertenencia a Mujeres de Negro podría definirse además por una identidad ideológica y política que se basa en unas señas o principios (algunos más sujetos a controversia que otros), que son:

–Somos feministas. Nuestro Feminismo es pacifista y antimilitarista. Personalmente creo que este Feminismo es una alternativa a otros, renovadora y más global, aunque curiosamente no tan conocida en nuestro país como debiera. Decimos NO al patriarcado porque es un sistema de poder y opresión contra las mujeres, que se vuelve también contra muchos hombres al construir una masculinidad basada en valores como la fuerza física, el heroísmo bélico, el heterosexismo, la jerarquía, la victoria. Ya no se puede analizar el tema de la guerra y la militarización sin tener en cuenta la perspectiva de género. Y asimismo, sin considerar la implicación y reafirmación entre el sistema patriarcal, el sistema capitalista, y los nacionalismos y fundamentalismos, pues todos suponen una alterización (de la mujer, del diferente por su género u opción sexual; de la gente trabajadora, de la persona extranjera), que construye enemigos y empuja a la violencia, una de cuyas formas más extremas es la guerra.
Por otro lado y como sería inabordable trabajar todos los asuntos que han tratado y tratan los feminismos, nuestro interés se centra en temas como:
–lo que supone la guerra para toda sociedad: muerte, dolor, destrucción, pérdida de valores éticos y humanos, riqueza para algunos y pobreza para muchos, odio y heridas que no se curan.
– la violencia específica contra las mujeres en las guerras:
–– la violación, que además de ser una agresión brutal contra el cuerpo y la libertad de las mujeres, se utiliza para humillar y desmoralizar al enemigo, como instrumento de terror político y símbolo de victoria. El cuerpo de las mujeres se convierte en botín de guerra, prolongación del campo de batalla.
–– La prostitución y el tráfico de mujeres en los conflictos armados.
–– Todas las dificultades y peligros que conlleva una guerra para las mujeres, como responsables de la vida cotidiana, del sustento y cuidado familiar.
–– Las situaciones de desplazamiento, refugio o exilio, durante o después de la guerra, con lo que suponen de pobreza y desarraigo.
–– La pérdida de derechos fundamentales, sobre todo en países con dictaduras o integrismos religiosos y políticos.
–– Por supuesto también trabajamos las alternativas: resistencia activa a la guerra, redes solidarias entre mujeres, incluso entre los países considerados como enemigos, participación de las mujeres pacifistas-feministas en procesos de paz.

– Somos pacifistas. No lo somos por ser mujeres o madres, la feminidad no conlleva biológicamente una mayor predisposición a la paz y la Noviolencia; aunque por cultura y educación se nos ha enseñado menos la violencia que a los varones. Nuestro pacifismo es una opción política.

– Somos antimilitaristas. Decimos NO a los ejércitos, la militarización de la vida cotidiana, la producción e investigación en armamento, el comercio de armas.
–– Rechazamos la idea de enemigo, el otro, un ajeno hostil, peligroso, inferior o fanático, del que hay que defenderse, y con el que sólo sirve la fuerza.
–– No creemos en guerras justas. Ninguna guerra se hace por el bien o la defensa de la población civil, sino por intereses económicos o políticos ocultos.
–– No creemos que ningún ejército pueda ser una fuerza pacificadora. En cuanto a las intervenciones presentadas como humanitarias de los ejércitos internacionales, sabemos que éste es un tema complejo. Sería fundamental plantearse por qué se llega a esa situación de conflicto y buscar acciones internacionales preventivas noviolentas.
–– No apoyamos ni defendemos ningún grupo armado insurgente de liberación o revolución.
–– Creemos que hay que ir a las causas profundas que generan las guerras e intentar superarlas mediante transformaciones sociales y el fin de las injusticias.
––Trabajamos contra el racismo y la xenofobia y por los derechos de las personas más débiles.
– En situaciones de postconflicto el trabajo de Mujeres de Negro se dirige hacia la recuperación de la convivencia rota, y los procesos de verdad, justicia y reparación.

– Otra de nuestras señas de identidad es la Noviolencia, considerando esta como la búsqueda de alternativas para abordar los conflictos sin agresión y sin guerras.
–– Intentamos rescatar en la Historia los precedentes, hechos y protagonistas de la Noviolencia, escasamente conocidos, y sobre todo el papel de las mujeres como resistentes activas contra la guerra.

–– Decimos NO a los fundamentalismos.

–– Decimos NO a los nacionalismos. Este es un tema controvertido para la Red, pues hay grupos que en determinadas circunstancias consideran el nacionalismo una identidad legítima. Pero otras mujeres de negro pensamos que los nacionalismos separan a las personas y pueblos, excluyen a los no nacionales, y han sido una de las causas más importantes de las guerras. Desde el Feminismo que deconstruye la identidad de género como algo esencial e inmutable, también se ha empezado a considerar la identidad nacional como una construcción histórica y social, cuestionable y relativa por tanto, y se propone como alternativa la idea de ciudadanía.

Nuestras propuestas, acciones y herramientas de trabajo son:

– La desobediencia civil, la no colaboración, decirle NO a la actuación de nuestro gobierno y llamar a otros ciudadanos para que hagan lo mismo. También es necesario que la sociedad (en lugar de hacer recaer las culpas siempre en el poder), asuma su propia responsabilidad en la política bélica de su país.
– La acción directa noviolenta.
– La educación para la paz y la Noviolencia.
–– Debates de grupo y encuentros nacionales e internacionales.
– Las acciones de calle: concentraciones, performances…
Salimos a la calle:
–– Vestidas de negro en señal de duelo por todas las víctimas de las guerras. Es un color además que permite identificarnos desde dentro y desde fuera.
–– En silencio, pues no hay palabras suficientes para expresar el dolor y la indignación ante las guerras. También porque con demasiada frecuencia los lemas y consignas políticos se vuelven expresiones huecas y tópicas; y porque no queremos usar el lenguaje de una forma agresiva, con insultos o gritos. Lo cual no quiere decir que no llamemos a las cosas por su nombre. Por ello, y para que nadie hable en nuestro nombre, están nuestros comunicados, pancartas, carteles y lemas.

Trabajo externo y trabajo interno.

Las mujeres tenemos poca práctica política en comparación con los varones, entendiendo por política todas las actuaciones relacionadas con el poder, el Estado y gobierno, lo de puertas para afuera, el ágora, la res publica.

Una de las principales aportaciones de Mujeres de Negro desde sus comienzos fue que las mujeres salieran a las calles para hacer visibles sus opiniones políticas, algo antes no sólo vedado, sino inapropiado para nosotras.

Por otra parte las mujeres tenemos mucha práctica en las relaciones, y qué son las relaciones sino política al fin y al cabo. Y tenemos práctica en conocer a los demás, y unos saberes, entre los que se encuentran los sentimientos y las emociones.

Puede parecer que esta referencia a lo emocional y sentimental es poco política. Sin embargo la idea es esa: que nuestro activismo no sólo se dirige hacia unos objetivos externos, sino también internos: otra forma de organizarnos, relacionarmos, de solucionar conflictos o tomar decisiones.

Y también de:
– Construir las relaciones de grupo como horizontales, con lo que ello supone de compromiso de todas en el trabajo.
– Relacionarnos desde el cuidado a las otras y a nosotras mismas, desde los afectos y la amistad, y valorar la importancia de estos vínculos para dar fuerza a nuestro proyecto, además de nuestras ideas.
–Dentro de la Red Internacional, se dan encuentros y relaciones entre mujeres de lugares muy distintos, que viven situaciones muy variadas. No obstante siempre encontramos elementos comunes, y podemos intercambiar nuestras experiencias, formas de superar los miedos, el dolor y el victimismo, habilidades de supervivencia…

Hablar de sororidad, solidaridad y de vínculos afectivos es fácil, resulta casi inevitable y puede acabar convirtiéndose en un tópico. Realmente yo creo que todo ello existe a veces, otras lo estamos intentando de la mejor manera posible. Por supuesto que hay errores y el asunto no funciona siempre. Las mujeres no estamos exentas de luchas por el poder, de violencia, de las ambiciones y errores humanos, y echar la culpa a la impronta del patriarcado es en mi opinión un recurso demasiado fácil, y que nos exime de nuestra propia responsabilidad. Creer que las mujeres vamos a funcionar de manera diferente sólo por serlo es caer en un biologicismo sin salida.

Para eso está la autocrítica, la revisión continua de lo que hacemos, igual que creemos estar en el derecho de criticar a nuestros gobiernos, dirigentes, y a lo más cercano, a la propia izquierda, cuando es necesario.
.
Termino con otro fragmento de la carta de Ivonne, Mujer de Negro de Israel, que creo que representa muy bien nuestros deseos, nuestras posiciones y son una llamada a la esperanza: las mujeres somos las primeras en saber que hemos conseguido otro mundo más libre para algunas de nosotras, y que seguiremos trabajando para que todas –y todos– puedan lograrlo también. Siendo siempre desobedientes al patriarcado, el militarismo y la guerra, a través del Feminismo, el Pacifismo, el Antimilitarismo y la Noviolencia.

Continuaremos actuando y teniendo esperanza.
Continuaremos escuchando los gritos de Gaza y Cisjordania.
Escucharemos también los gritos de las mujeres y niños del Congo, de Uganda, de Colombia, de Afganistán, de Irak, de Irán y de cualquier otra parte.
Continuaremos creando una cultura de la no-violencia, justicia y paz.”

(Si quieres leer la carta contempla de Yvonne, pincha a continuación: Gaza, mi hermana, carta de una activista por la paz.)